domingo, 27 de febrero de 2011

Sitios de citas: cuando tener una discapacidad es el único requisito

tecnologia / tendencia
Sitios de citas: cuando tener una discapacidad es el único requisito
Crecen en el mundo las páginas de citas virtuales creadas exclusivamente para personas con capacidades diferentes o ciertas enfermedades. ¿Qué opciones hay en la Argentina?
Por Martina Rua
Diferentes. Para gente con males como esclerosis múltiple, trastornos mentales o VIH-sida.
Ni ser rubio, ni tener dinero. Ni ser artista o esbelto. Para poder concretar una cita virtual en sitios como Dating4Disabled o NoLongerLonely es necesario tener algún tipo de discapacidad física o mental. Nuevas alternativas on line buscan brindar igualdad de posibilidades a todos los que quieran encontrar el amor.
Que las citas y las relaciones se han volcado con fuerza a la Web ya no es un secreto. De hecho, la búsqueda on line de la media naranja es una tendencia que llegó para quedarse y, sólo en la Argentina, casi cinco millones de personas se animaron a tratar de encontrar el amor detrás del monitor de su PC (ver recuadro). Sin embargo, no todos se sienten incluidos.
Tabú. Las relaciones sentimentales y sexuales de las personas que padecen discapacidades o enfermedades siguen siendo un tema velado. "Ya es bastante difícil encontrar a alguien con intereses similares. Encontrar a alguien que esté cómodo con mi discapacidad lo hace mucho más difícil", dijo Sherry Nevius (52), que nació con una parálisis cerebral y que se mueve en silla de ruedas, en una entrevista reciente en el diario The New York Times.
Casos como el de Sherry Nevius son a los que apuntan los sitios para quienes padecen discapacidades y quieren conocer personas que entiendan, desde la misma vivencia, su realidad. En EE.UU. son cada vez más populares, y el anonimato que da Internet hace que las personas se animen a expresar sus miedos y que expliquen con claridad con qué tipo enfermedades o discapacidades están dispuestas a lidiar en su posible compañero, de generarse una relación a largo plazo.
Dating4Disabled tiene más de 12 mil miembros y reúne a personas de una gran variedad de discapacidades, incluyendo parálisis y esclerosis múltiple. NoLongerLonely es para adultos con enfermedades mentales y POZ, para portadores del VIH.
Otra alternativa es Prescription4Love, para personas con enfermedades como diabetes y Parkinson. Todos son sitios dirigidos generalmente por una persona o un pequeño grupo que vive en carne propia la necesidad de contar con ofertas exclusivas para sus necesidades específicas.
Muchos de los usuarios cuentan en sus perfiles que antes de existir estas opciones la peor parte de las citas era buscar el momento de hablar de su "problema" o soportar la tensión que rondaba en torno a "ese" tema.
Local. En la Argentina no existen aún opciones exclusivas para que hombres y mujeres con capacidades diferentes puedan conocer gente que está pasando por lo mismo. Sin embargo desde Match.com y Zonacitas.com, dos de los sitios de citas más visitados, aseguran que han habido contactos de personas que voluntariamente comparten que padecen una enfermedad o discapacidad. Sin dudas, Una cuenta pendiente en las ofertas locales.
La sexualidad, la movilidad, el dolor. Todo adquiere una dimensión diferente para quienes viven con una enfermedad o discapacidad. A través de estos sitios cuestiones "incómodas" pueden ser discutidas en un espacio on line en el que la norma es ser "fuera de lo común".
El amor en los tiempos de Internet
La tendencia a citas virtuales crece año a año en la Argentina y el mundo. Aquí, casi cinco millones de personas buscan un romance o una pareja para toda la vida a través de la Red, cifra que asciende a 60 millones si se evalúa toda América latina. En la Argentina, donde hay un 22% más de personas solteras que casadas, el 60% de los que buscan pareja a través de la Web son hombres y el 40% mujeres. Las edades oscilan entre 18 y 70 años y más de la mitad busca una relación formal.
Para los expertos, Argentina es uno de los países de la región más dispuestos a seguir experimentando esta modalidad de encuentro (sólo es superado por Brasil). De hecho, unas 50 mil personas se suman por mes a estos sitios localmente.

La edad, un nuevo recurso para identificar trastornos del humor

Psicología / Según un estudio en el país.
La edad, un nuevo recurso para identificar trastornos del humor.
La "antigüedad" de los síntomas permite diferenciar entre trastorno bipolar y depresión; el estudio argentino fue efectuado en 648 adultos de mediana edad
con desórdenes afectivos.   
Fabiola Czubaj
No importa si la enfermedad mental que altera el estado anímico comenzó a los 9, 16, 27 o 50 años. A diferencia de lo que se piensa, la edad de inicio del
trastorno bipolar y de la depresión mayor no determina si los síntomas serán más o menos graves ni si serán más o menos frecuentes.
Eso sí: cuanto antes aparecen, más afectarán la vida social, educativa, laboral y afectiva, incluido el estado civil, según una investigación local que
forma parte de un esfuerzo de nueve centros en el mundo para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de esas enfermedades.
"La novedad de este estudio es que se trata de resultados de una muestra grande de pacientes argentinos, en un área en la que aquí contamos con muy poca
investigación, y que demuestra que para la evolución de la enfermedad, la edad de aparición no hace diferencia alguna. Al contrario, es como si tuviera
un genio maligno propio...", explicó a La Nacion el doctor Gustavo Vázquez, director del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Ciencias Sociales
de la Universidad de Palermo (UP) y autor principal del trabajo que se publicará el mes que viene en Mind & Brain. The Journal of Psychiatry.
El equipo estudió a 648 adultos de mediana edad con uno de los dos desórdenes afectivos diagnosticados: 530 convivían con el trastorno bipolar y 118 con
la depresión mayor o unipolar desde hacía entre cuatro y 28 años. (Al momento del estudio, tenían 46 años de edad en promedio; los expertos estimaron que
la antigüedad media de la enfermedad en la muestra era de 16 años).
"Registramos que la depresión unipolar comienza entre los 35 y 40 años, mientras que el trastorno bipolar lo hace aproximadamente entre los 15 y 25 -precisó
Vázquez-. Es decir que la enfermedad bipolar se adelanta a la unipolar."
Ambos desórdenes del humor, aclaró, comienzan con crisis de depresión, pero se diferencian en que el trastorno bipolar las alterna con episodios de euforia
(maníacos).
Otras diferencias entre la depresión bipolar y unipolar son el temperamento (las personas bipolares son ciclotímicas, mientras que aquellas con depresión
mayor están melancólicas o apesadumbradas); la duración de las crisis (entre tres y seis meses para el trastorno bipolar y entre tres y 12 meses para la
depresión mayor), la "velocidad" para realizar actividades mentales y de movimiento (en la depresión bipolar es más lenta que en la unipolar), y hasta
la calidad del sueño (la bipolaridad provoca exceso de sueño o somnolencia, y la depresión mayor, insomnio).
Los antecedentes familiares también ayudan en el diagnóstico. Mientras que ambos trastornos son comunes cuando hay antecedentes familiares de depresión
unipolar, en el trastorno bipolar importa más la historia familiar afectiva bipolar, según un análisis de Vázquez sobre la depresión en el trastorno bipolar
publicada en la revista UP Psi.
Once años
En el estudio, en promedio, los pacientes con trastorno bipolar tenían 11 años menos que los pacientes con depresión mayor al momento de desarrollar los
primeros síntomas.
En uno de cada dos participantes, la enfermedad había aparecido antes de los 30 (sólo un 30% tenía depresión unipolar), especialmente en las mujeres. Más
precisamente, según las historias clínicas e informes de los pacientes y sus familias, el 80% había desarrollado la enfermedad a partir de los 19 (aparición
adulta). El resto convivía con el desorden desde antes de los 18 (aparición juvenil) o de los 12 (aparición infantil), como ocurrió en un 2% de los participantes.
"Por lo tanto, si entra en el consultorio una persona muy joven, digamos de entre 15 y 25, con episodios depresivos, seguramente se trata más de un trastorno
afectivo bipolar que de depresión unipolar. Esto es muy importante para evitar el uso de antidepresivos porque desestabilizarían la enfermedad y complicaría
la fase maníaca de la bipolaridad", explicó Vázquez, que desde hace cinco años integra el Consorcio Internacional para la Investigación del Trastorno Bipolar,
que funciona en el hospital psiquiátrico de la Universidad de Harvard (EE.UU.).
De alto impacto
También es importante la edad de inicio de los síntomas porque los autores observaron que cuanto antes ocurría, mayor era "el impacto funcional negativo"
en la vida de los pacientes. De hecho, los que habían desarrollado la enfermedad más tempranamente eran solteros y estaban desempleados, comparados con
el resto. Lo mismo ocurrió con la cantidad de años de estudio.
"Se creía que cuanto antes era su inicio, peor sería su curso. Pero, en realidad, para la evolución es lo mismo que empiece a los 15, 20, etcétera, aunque
sí afecta el funcionamiento: complica más la vida, el estudio, el trabajo y los afectos", dijo Vázquez.
En el estudio participaron también los expertos María Lolich, del Departamento de Neurociencias y de la Facultad de Ciencias Sociales de la UP; Eduardo
Leiderman, de la misma facultad; Leonardo Tondo, del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard y del Centro de Desórdenes del Estado
de Animo Lucio Bini, de Italia, y Ross Baldessarini, del Consorcio Internacional para la Investigación del Trastorno Bipolar y del Departamento de Psiquiatría
de Harvard.
Resultados que se globalizan
Los resultados del estudio en nuestro país ya se replicaron en otro más grande, con pacientes de cinco centros del mundo especializados en estos trastornos
del humor.
En este segundo trabajo, que se publicará en The Journal of Bipolar Disorder , el equipo internacional confirma que la edad de inicio de los síntomas no
influye en la gravedad del trastorno.
Y haber tenido familiares con trastorno bipolar es un factor de riesgo sólido de su aparición juvenil (antes de los 16 años) e infantil (antes de los 12),
según revela el estudio sobre 1437 pacientes y en el que, además de los doctores Gustavo Vázquez (Argentina), Leonardo Tondo (Italia) y Ross Baldessarini
(EE.UU.), participaron expertos de Suiza, Turquía y Francia. Casi todos, del Consorcio Internacional para la Investigación del Trastorno Bipolar.
"Trabajar en red nos permite conocer que en el mundo se está demorando una década en diagnosticar [estos trastornos] -dijo Vázquez-. Aquí, se tardan 8,4
años y no porque no sepamos hacerlo. Con estos estudios, ahora podremos reducir ese período para realizar un diagnóstico correcto de estas depresiones."

Economía real / El destino de los aportes.

Obras sociales, una caja de $ 2600 millones por mes.
El equivalente al 9% del sueldo bruto de un trabajador en blanco va a parar al Estado y a los sindicatos.   
Diego Cabot
Mucho dinero; todos los meses y muy fácil de recaudar. Los aportes a las obras sociales que mes tras mes depositan los empleados y sus patrones han quedado
bajo la lupa de la Justicia en medio de la investigación por medicamentos adulterados. El número no es menor: alrededor de 2600 millones de pesos lubrican
el sistema de salud argentino.
La ruta de esos millones se inicia en el recibo de sueldo que se entrega todos los meses a cualquier trabajador. Y desde allí se reparte entre la Superintendencia
de Servicios de Salud (SSS), las obras sociales, sean sindicales o no y, finalmente, las empresas de medicina prepaga.
El primer eslabón es el descuento que se le hace en el sueldo al trabajar. Actualmente, ese porcentaje es de un 3% del salario bruto. Claro que ese descuento
tiene un tope de sueldo que es de 11.829 pesos (en marzo pasará a un valor cercano a los 13.000 pesos). Es decir, a los que cobren más que esa cantidad
se les descontará un monto máximo que será el 3% del tope fijado. Este monto máximo de aporte se ajusta periódicamente de la mano de los aumentos en las
jubilaciones.
El segundo eslabón es el aporte que mensualmente también hace el empleador, que debe depositar el 6% del sueldo bruto de cada uno de sus dependientes. La
gran diferencia entre uno y otro es que el pago de la patronal no tiene topes y siempre será un porcentaje del sueldo, sin importar el monto.
Según datos correspondientes al tercer trimestre del año pasado, y que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el sector formal argentino
tiene 7,52 millones de trabajadores, entre el sector privado y el público, que tienen sueldos en su conjunto por 29.395 millones de pesos por mes.
De esa cifra, alrededor de $ 2600 millones, que equivalen al 9% de ese monto, se vuelcan al sistema de salud. Eso sin contar todas las partidas que el gobierno
nacional y las administraciones provinciales y municipales destinan al sistema de salud pública.
¿Qué significa esa cifra? Pues alrededor de la mitad de lo que se destina anualmente para que funcione el Poder Judicial de la Nación, que tiene un presupuesto
para 2011 de alrededor de 5000 millones de pesos.
Esos millones, a su vez, también se dividen. El 85% del monto va a las obras sociales sindicales, que son las grandes destinatarias de los aportes de los
trabajadores. El resto va a una cuenta de la Superintendencia de Servicios de Salud. Entre otras cosas, con los fondos en poder de la Superintendencia
se lubrica la Administración del Programa Especial (APE), el sospechado sistema que ahora investiga la Justicia mediante el cual las obras sociales sindicales
cobran los tratamientos prolongados y de alta complejidad que tienen que practicarse sus afiliados. La Justicia sospecha que muchas obras sociales presentaban
troqueles falsificados de remedios para hacerse de reintegros que no habían pagado nunca.
Y ahora, las prepagas
Claro que hay muchos trabajadores que derivan sus aportes a las empresas de medicina prepaga. La mayoría de estas empresas no son obras sociales y, por
lo tanto, no pueden percibir directamente aportes de los trabajadores. Pero, a diferencia de muchas organizaciones sindicales, tienen la posibilidad de
dar prestaciones. Una con el dinero y la otra con la prestación, pues prepaga y obra social negocian para que una recaude y la otra preste servicios.
En promedio de aquel 9% inicial, a la obra social sindical llega un 7,6% del salario del trabajador. Y en una última división, en los casos en que éstas
contratan una prepaga, a las compañías privadas llega cerca de un 6,9% del sueldo promedio.
La negociación entre el recaudador sindical y el prestador privado tiene una tercer punta: la empresa que aporta la nómina. Generalmente, esta negociación
se da entre las tres partes. Y entonces, sí, llega la división final. En promedio, en el mercado a la prestadora se le paga alrededor de un 6,9% de la
nómina. El resto queda en la obra social sindical en concepto de comisión.
DINERO FRESCO
Todos ponen
Los trabajadores contribuyen con 3% del sueldo bruto para la obra social; el empleador paga otro 6 por ciento.
Las Sospechas
El 15% de los aportes queda en el Estado para prestaciones especiales. Ahí puso la lupa la Justicia.     

Síndrome de Williams, una dolencia intrigante

Los niños 'carita de duende'
   
El síndrome de Williams (SW) es un trastorno del desarrollo que ocurre en 1 de cada aproximadamente 20.000 recién nacidos. Se trata de una enfermedad genética originada por la deleción del cromosoma 7. Entre las características principales del síndrome se describen rasgos faciales típicos llamados popularmente 'carita de duende', retraso mental leve o moderado, bajo tono muscular, problemas de visión, hipercalcemia en la infancia y estenosis aórtica supravalvular. Esta condición presenta además varios rasgos llamativos, ya que las características cognitivas del trastorno muestran una disociación entre el notable desarrollo de las habilidades sociales y el lenguaje, y el deterioro significativo de la cognición visual-espacial.
  El síndrome de Williams (SW) o Williams-Beuren comprende la asociación de un conjunto de alteraciones no hereditarias que fue publicada en el año 1961 por Williams y por Beuren en 1962.
Producto de una alteración genética, específicamente una deleción del brazo largo del cromosoma 7, las personas afectadas pueden padecer enfermedad cardiovascular, estenosis aórtica supravalvular, hipercalcemia, anormalidades dentales y del riñón, hiperacusia, anormalidades en el tejido conectivo, dismorfología craneofacial (lo cual les brinda la apariencia de duendes o seres fantásticos) y una combinación de características cognitivas y conductuales muy particulares, entre otras condiciones.
Con los avances de los distintos campos científicos que estudian el cerebro y su desempeño en lo cognoscitivo y conductual, esta dolencia ha comenzado a llamar la atención por determinados rasgos que fascinan a los profesionales y asombran a los familiares.
Si bien la mayoría de las personas con SW tienen niveles moderados de retraso mental, pueden alcanzar sorprendentes desempeños en el lenguaje, lo social y la música. A nivel de las capacidades cognitivas, los niños con SW muestran una disociación entre un importante desarrollo de las habilidades sociales y del lenguaje y un deterioro manifiesto de la cognición visuo-espacial, lo que, por ejemplo les impide copiar un dibujo o la organización global de las imágenes, siendo que pueden prestar una mayor atención a los detalles. Muchos de ellos no pueden atarse los cordones de sus zapatos o manipular objetos que requieren una motricidad fina.
Por otra parte sus habilidades en el lenguaje expresivo son muy ricas y complejas, llegando a maravillar por la precocidad de ciertas expresiones, lo cual plantea un inmenso desafío respecto a nuestras nociones de inteligencia, convirtiendo a este síndrome en un misterio que puede trazar nuevas perspectivas acerca de las potencialidades humanas y la resiliencia.
Causas e incidencia
Como trastorno genético, el síndrome de Williams comienza en una deleción del  cromosoma 7, específicamente en la banda cromosómica submicroscópica 7q 11.23. Se denomina deleción a la pérdida de parte del material genético, y en esta dolencia en particular uno de los cromosomas 7 procedente del esperma o del óvulo sufre la pérdida de un fragmento de información en la banda q11.23, que se estima compromete a entre 20 y 40 genes contiguos. Al sufrir esta pérdida, las funciones que los mismos representan se ven afectadas.
Uno de los genes afectados es el encargado de producir la elastina, una proteína que genera la elasticidad a los vasos sanguíneos y otros tejidos corporales, y cuya  ausencia sería responsable de determinados rasgos físicos del síndrome de Williams como ser la estenosis supravalvular aórtica, hernias y la aparición prematura de arrugas.
Otros genes afectados serían LIM-quinasa 1, FZD3 y WSXEI, que podrían influir en el desarrollo y función del cerebro. Se estima que la LIM-quinasa 1 intervendría en la capacidad para captar las relaciones espaciales.
Aún son muchos los enigmas y las dudas respecto a los genes afectados, pero se tiene la certeza de que el SW no es una condición hereditaria y el riesgo de concebir otro niño con esta condición no supera el riesgo original.
En lo que respecta al diagnostico, la técnica de hibridación fluorescente in situ (FISH) permite detectar la presencia de la deleción submicroscópica en 7q11.23 a través de una señal fluorescente con un de 95% de efectividad.
Hasta la fecha no existe un tratamiento curativo, pero es posible que se recurra a tratamientos médicos o quirúrgicos centrados en corregir o atenuar determinadas dolencias relacionadas.
Características generales
Las características definitorias del síndrome de Williams están dadas por la tetrada: rasgos faciales típicos que pueden no ser evidentes hasta los dos o tres años; retraso mental leve o moderado; hipercalcemia (niveles de calcio en sangre elevados) durante la infancia y estenosis aórtica supravalvular, Además de estos rasgos típicos, pueden manifestarse las siguientes manifestaciones:
- Retraso mental leve o moderado con CI medio de 60-70.
- Asimetría mental, déficits en algunas áreas como psicomotricidad e integración.
- Frente estrecha.
- Aumento del tejido alrededor de los ojos.
- Nariz corta y antevertida.
- Mejillas protuyentes y caídas con región malar poco desarrollada, con labios gruesos.
- Mandíbula pequeña.
- Maloclusión dental.
- Leve retraso de crecimiento.
- Laxitud o contracturas articulares.
- Alteraciones de la columna.
- Bajo tono muscular.
- Afecciones digestivas.
- Estreñimiento crónico.
- Hernias inguinales.
- Incontinencia urinaria.
- Enuresis.
- Nefrocalcinosis.
- Estrabismo.
- Iris estrellado.
- Miopía.
Sin dudas el trastorno más preocupante es la estenosis supravalvular de la aorta que suele requerir intervención quirúrgica.
Sumado a las dificultades para la construcción visual y espacial, la construcción de bloques o las capacidades de dibujar, suelen manifestarse ansiedad, atención deficiente y trastornos de aprendizaje, aunque también se manifiestan rasgos muy positivos como una excelente sociabilidad y amabilidad, extroversión y participación afectiva en el trato con otras personas, aun desconocidos.
Las personas con SW se caracterizan por tener grandes ventajas en lenguaje, sobre todo en el vocabulario, la memoria rutinaria auditiva, el reconocimiento de caras, y un lenguaje muy expresivo.
En relación a esto, es notable la desconexión entre la capacidad lingüística y el entendimiento, ya pueden hablar fluida y refinadamente, pero a veces no logran comprender lo que otra personas les dice.
Pudo comprobarse además que los portadores de SW tienen determinadas regiones del cerebelo más grandes que personas sin la dolencia, pero aún no se ha podido develar a qué se debe ni sus consecuencias.
Particularidades y misterios
El síndrome de Williams presenta una serie de enigmas que desafían determinadas concepciones científicas y sociales que se daban por seguras, sobre todo las ligadas a la inteligencia.
A pesar de contar con un coeficiente intelectual por debajo de la norma, los niños con SW han demostrado contar con una gran inteligencia en determinadas áreas  como el lenguaje, la música y las relaciones interpersonales.
Aun niños muy pequeños con SW son capaces de realizar conjugaciones verbales muy complejas.
Debido a que el lenguaje es una capacidad normalmente lateralizada al hemisferio izquierdo y la habilidad espacial al hemisferio derecho, en un momento se especuló con que el SW era una afectación del hemisferio derecho; pero esta teoría dio por el suelo al comprobarse que el reconocimiento de rostros, una habilidad típica del síndrome, se encuentra localizada en el hemisferio derecho.
Otra de las habilidades destaca es la gran capacidad para orientarse y recrear itinerarios. En el blog de padres "Corporación Síndrome de Williams de Chile", se afirma que "debido a su cualidad de retención secuencial de imágenes, recuerdan los paseos, las tiendas, las calles, pero todo por imágenes, el computador es un buen amigo ya que pueden navegar fácilmente de icono en icono y así llegan o ejecutan un programa pero es todo fotográfico. Por ejemplo: tercer icono de la segunda fila del escritorio de Windows la lleva a la carpeta de juegos en flash allí sabe cuál es cuál por posiciones no porque lea, pero si le cambias el icono del escritorio de lugar se pierde, pero no se rinde empieza a abrir todo lo que encuentra hasta que llega de nuevo a su carpeta y esta nueva foto la graba y cuando vuelve sabe dónde esta su carpeta".  
Algunas teorías explican estas capacidades sugiriendo que el hemisferio derecho aumentaría y optimizaría sus funciones a partir del deterioro del hemisferio izquierdo, en una suerte de resiliencia orgánica.
Dentro de este amplio abanico de habilidades y particularidades no podemos obviar la fascinación que las personas con SW sienten por los rostros y la gestualidad de otras personas. En un artículo publicado en España en noviembre pasado se hizo especial referencia a que esa atracción hacia los rostros y sus particularidades hace que para los niños con SW sea imposible asimilar conceptos racistas o discriminatorios, ya que ellos experimentan una natural inclinación para interactuar e interesarse por cada nueva persona que conocen, más allá de su apariencia física.
El profesor de psiquiatría y ciencias de la conducta en la Universidad de Stanford, Dr. Allan Reiss, especialista que lleva 25 años estudiando este síndrome, asegura que "las personas con este síndrome exhiben un perfil de conducta social que, en ciertos aspectos, es el opuesto al que se suele asociar al autismo. Los individuos con el síndrome de Williams se sienten más impulsados a relacionarse socialmente con otros, particularmente en interacciones cara a cara".
A partir de un    estudio realizado por Reiss, Kalanit Grill-Spector y Golijeh Golarai se pudo comprobar que la causa de esta fascinación se debería a la enorme cantidad de actividad en la corteza fusiforme, una región cerebral que procesa información sobre los rostros. La investigación se llevó a cabo con 16 pacientes con quienes se realizaron pruebas de escaneo por resonancia magnética.
Se estima que los adultos con síndrome de Williams, utilizan además casi el doble de su corteza fusiforme para procesar rostros que otros adultos sin discapacidad.
Dadas estas grandes ventajas de interacción y las predisposiciones a la música y otras tareas creativas, los especialistas resaltan la importancia de implementar un tratamiento de apoyo precoz con programas de educación especial individualizados, terapia de lenguaje y terapia ocupacional.
En tanto a las habilidades musicales, las personas con SW poseen una sensibilidad extrema al sonido relacionada con la hiperacusia que les brinda un talento especial pero que al mismo tiempo puede provocar que determinados sonidos les resulten extremadamente molestos y dolorosos.
Algunos médicos apuntan a la posible existencia de una base biológica para esta sensibilidad, ya que estudios realizados con resonancia nuclear magnética sobre los tamaños de las distintas áreas del cerebro comprobaron además que las personas con síndrome de Williams tienen un aumento relativo del plano temporal izquierdo, similar al que se observa en los músicos con musicalidad perfecta. De allí la importancia de alentarlos al estudio y la expresión musical, lo cual los ayudaría sobremanera para insertarse socialmente y desarrollar sus también innatas habilidades comunicacionales. 
En los portales de asociaciones de familias y en los blogs de padres de niños con SW abundan las anécdotas sobre los talentos y las salidas insólitas y graciosas con que pueden resolver determinados problemas o salirse con la suya ante retos y tareas que les disgustan. Atendidas las posibles complicaciones físicas, los pequeños son un universo de sorpresas y alegría para sus padres. Darles la oportunidad para abrirse a la sociedad y desarrollar sus habilidades es una clave para que puedan, como realmente son capaces, brillar y realizarse.

Automedicación como fuente de enfermedad y discapacidad

   Una tendencia que crece
Automedicación como fuente de enfermedad y discapacidad
La tendencia a la automedicación crece día a día. La Organización Mundial de la Salud alerta sobre este problema porque aun aquellos medicamentos que usualmente son inocuos pueden tener consecuencias muy serias para la salud si son ingeridos en forma irresponsable, al punto de que es posible que desencadenen problemas muy serios: enfermedad, discapacidad y hasta la muerte.
  Introducción
Desde tiempos inmemoriales, las personas han recurrido a todo tipo de alternativas para restablecer su salud. Yuyos, chamanes, pócimas, brujos y la recomendación de algún conocido "que ya ha pasado por ello" solían (y suelen) ser, entre otros, fuentes de búsqueda de cura para mucha más gente de la que uno puede creer.
Ante muchos fracasos de la medicina tradicional, que está lejos de dar respuestas a la totalidad de los problemas que pueden presentarse en la salud, también se recurre a las llamadas medicinas alternativas, algunas basadas en técnicas milenarias (como ciertas prácticas orientales no reconocidas por sus pares occidentales u otras aborígenes, con igual suerte) y otras producto de la mente febril de gente que o no está del todo en sus cabales o que no tiene demasiados escrúpulos en recetar distintos menjunjes que, en el mejor de los casos, son inocuos, pero que pueden hacer perder tiempo vital para buscar soluciones.
De todas maneras, hay que tener en cuenta que diversos tratamientos que hoy en día son corrientes y aceptados, en su momento resultaron escandalosos y alejados de la ortodoxia dominante.
Pero, más allá de la problemática que implican la combinación de síntomas y cómo estos se manifiestan en cada paciente, la OMS y las asociaciones médicas de todo el mundo alertan sobre una circunstancia que cada vez se repite con mayor asiduidad: la automedicación.
Alerta
Si bien buena parte de las medicaciones por propia mano que suelen hacer las personas se realizan para intentar curar o paliar enfermedades que usualmente no tienen grandes complicaciones (resfríos, gripes, otitis, algunas alergias menores, etc.), la utilización de medicamentos innecesaria o impropiamente puede producir secuelas de distinta índole y gravedad, algunas de las cuales es posible que deriven en lesiones perdurables, discapacidad y hasta la muerte de quienes usan y abusan de la autoprescripción.
Incluso, aun cuando los prospectos indican la posología, la forma de administración y las contraindicaciones, hay toda otra serie de variables que el facultativo ha de considerar para recetar tal o cual droga en ciertas condiciones que sirven para un paciente y no para otro, aunque su cuadro sea similar. Y en muchas ocasiones ocurre que, si bien éstas fueron prescriptas por un profesional de la medicina, no se siguen las indicaciones o se suspende (o se prolonga) la ingesta, o se piensa que a mayor dosis, mejor resultado, lo que es otro aspecto del problema asociado a la automedicación que también puede producir consecuencias extremas.
Otra cuestión a considerar es que el medicamento forma parte de toda una estrategia curativa, que no se limita a una mera píldora, jarabe o inyección, sino que en muchas oportunidades va asociado a dietas, ejercicios, conductas a seguir, etc., que actúan en conjunto, se potencian y logran el fin deseado, lo que no se obtiene (o no tan plenamente) por la simple toma de determinado específico.
También suele suspenderse el tratamiento cuando los síntomas se ocultan, lo que no quiere decir, necesariamente, que el proceso morboso se haya detenido. Por ejemplo, un analgésico puede hacer remitir un dolor muscular, pero ello no significa que la causa se haya desvanecido. Por el contrario, el adormecimiento del dolor sin que desaparezca lo que lo produce puede llevar a un agravamiento y a prolongar innecesariamente el sufrimiento, con consecuencias muchísimo más graves que las originales.
La magnitud
del problema
Existen medicamentos que se expenden bajo receta y otros que no. Pero aun los primeros pueden conseguirse sin ese requisito.
Según una investigación realizada hace algunos años en la Argentina por el Hospital de Clínicas, alrededor del 35% por ciento de los medicamentos que se consumen se expenden sin orden médica, cuando apenas entre el 8 y el 10% son de venta libre. En otros países latinoamericanos las cifras son similares.
Entre los de venta libre, el ácido acetilsalicilico, más conocido como aspirina, es el que más se consume, resultando el 70% de los de esta clase. Algo más del 34% de las personas declaran consumir uno o más comprimidos diariamente por su cuenta. A ellos hay que agregarles los que se autoprescriben paracetamol, ibuprofeno y otros analgésicos y antiinflamatorios. La mayoría de estos, tomados bajo supervisión médica y en dosis adecuadas y específicas, son de muy bajo riesgo y ninguno de ellos es adictivo. Luego veremos qué ocurre cuando la ingesta sobrepasa ciertos límites deseables.
Los que siguen a los analgésicos de venta libre en cuanto a su utilización por mano propia son nada más ni nada menos que los psicofármacos y a estos, los antibióticos.
La inmensa mayoría de los psicofármacos son, además de extremadamente adictivos, fuente de diversos problemas que el profesional tratante tiene en cuenta al momento de su administración, restringiéndola en el tiempo o en su suministro de acuerdo a la evaluación constante que hace del paciente. Pero quienes se medican por su cuenta, frecuentemente ignoran o descartan las contraindicaciones y sufren los efectos secundarios.
Un estudio realizado por el Hospital de Clínicas de Buenos Aires da cuenta de que la edad promedio de comienzo del consumo de psicofármacos está alrededor de los 30 años y que es mucho más frecuente en mujeres que en varones.
A su vez, la utilización de antibióticos indiscriminadamente, cuando la afección no lo requiere (por ejemplo, son absolutamente inútiles en enfermedades producidas por virus, tales como resfríos o gripes) o en los casos en que no resultan específicos, termina por producir un serio problema para cuando ellos son necesarios, pues generan cepas resistentes a su acción (las superbacterias resistentes), con lo cual en algunos casos se llega a que sus efectos no sean los deseados. También es más usual de lo que se piensa que se desate una reacción alérgica, con lo cual, no sólo se alivia el problema sino que se agrava.
Pero no sólo los adultos son víctimas de la propia automedicación, sino que es demasiado frecuente que se someta a estas prácticas también a los niños, porque los mayores creen que saben cuál es la afección que padecen y que conocen el medicamento que los curará.
Se señala que hay dos tipos de personas que se automedican: los que lo hacen a sabiendas y los que ignoran que esos medicamentos necesitan de una receta idónea. En cualquiera de los dos casos, si bien no siempre, las consecuencias pueden ser terribles. Y hay quienes no sólo se automedican, sino que, además, mezclan distintos remedios que, quizás tomados independientemente no produzcan daños, pero que consumidos conjuntamente tienen una potencialidad dañina.
La automedicación como fuente de enfermedad y discapacidad
La Federación Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello alerta sobre el mal uso de los fármacos.
Señalan que "Tratar enfermedades, aunque parezcan muy simples, como lo es un resfriado, provoca en muchos casos reacciones secundarias y daños irreversibles".
No sólo los antibióticos, sino el abuso de cualquier sustancia usualmente beneficiosa puede producir que el organismo la rechace, lo que puede ir desde una alergia de poca importancia hasta un choque anafiláctico (hipersensibilidad del organismo hacia ella), lo que puede derivar en problemas tales como sordera, problemas de visión (incluso ceguera), diabetes, complicaciones renales y enfermedades cardíacas, sobre todo en niños.
Los tranquilizantes e hipnóticos, cada vez más frecuentes, cuando se usan indiscriminadamente, además de la adicción que ya señaláramos, si su uso se prolonga más allá de un tiempo prudencial, están contraindicados, en general, durante los embarazos, pues algunos de ellos pueden producir distintos problemas, malformaciones y distintos tipos de discapacidad en el nonato. Algunos de ellos pueden producir serias lesiones en distintos órganos, lo que lleva a enfermedades crónicas y a diversas formas de discapacidad de difícil o imposible reversión.
El exceso en la ingesta de analgésicos, por su parte, se reporta como fuente de problemas en la médula espinal, daños en el hígado y anemia, muchos de los cuales pueden ser muy severos y de consecuencias prolongadas.
Las gotas nasales sin una adecuada prescripción médica también suelen producir distintos inconvenientes, puesto que contienen sustancias vasoconstrictoras y son fuente de hipertensión en los adultos, con los riesgos que ello conlleva.
En los niños, las friegas con alcanfor o mentol para aliviar los catarros o las gripes pueden terminar produciendo broncoespasmo.
Y existe todo un universo de medicamentos más o menos sofisticados cuya mala utilización se reputa como productora de gastritis, diarrea, complicaciones cardiovasculares, convulsiones, úlceras, problemas hepáticos, intoxicaciones con distintas derivaciones, náuseas, vómitos, irritabilidad y muchos otros efectos pasajeros o permanentes que en algunos casos pueden llevar a quienes se autodiagnostiquen y se automediquen (o lo hagan con otras personas) hasta extremos tan terribles como la muerte (se estima que en el 2007 aproximadamente 7.000.000 de personas fallecieron como consecuencia de ello en el mundo).
Incluso algunos informes citan el uso indiscriminado de algunos medicamentos (antiácidos, analgésicos y otros) como posibles causas de síndromes como el de Reye, que afecta permanentemente el cerebro y al hígado, produciendo confusión, letargo, alteraciones conductuales y crisis epilépticas, entre otras manifestaciones, y que afecta usualmente a niños entre 4 y 12 años, o nefritis irreversibles.
Automedicación en discapacitados
Si bien la gran mayoría de quienes tienen a su cargo a personas con discapacidad que necesitan de distintos tratamientos (entre ellos, medicamentos) para mantener o mejorar sus posibilidades son plenamente conscientes de la necesidad de su utilización con prescripción y supervisión de un profesional, algunos no escapan de esta tendencia que la OMS denuncia como un problema en expansión y, ante la lentitud o la aparente (o real) falta de resultados, incurren en las conductas que venimos reseñando, con lo cual demasiado frecuentemente se desemboca un retroceso o un agravamiento del cuadro.
Insistimos: dosis mayores, intervalos menores en la ingesta, suspensiones abruptas, prolongación en el tiempo e introducción de otros medicamentos (o tratamientos) recomendados por pares y sin la intervención idónea de alguien realmente capacitado en la materia raramente producen los efectos deseados y muy corrientemente exactamente lo contrario de lo que se busca.
Para finalizar
Como podrá observarse, hemos omitido dar nombres propios de específicos y hasta de los genéricos, para no alentar su uso.
Dejamos para el final una recomendación que hace la Organización Mundial de la Salud respecto de la automedicación. Esta institución no condena, en sí misma, la automedicación, sino aquella que es irresponsable. Es decir, una aspirina ante un dolor menor no va a matar ni enfermar a nadie casi nunca. Diez diarias durante años tienen efectos devastadores, que llevan a la enfermedad, a la discapacidad y hasta a la muerte.
Esta tendencia creciente aparece muy emparentada con la velocidad con la que se vive, por la cual no se puede esperar, sino que todo debe ser ya, con el mínimo esfuerzo posible. Pero hay que tener en cuenta que, como en casi todas las circunstancias de la vida, las soluciones mágicas no existen.
La enorme cantidad de información sobre tratamientos, medicamentos y distintas formas terapéuticas a las que es posible acceder hace que muchas personas crean que pueden diagnosticarse, medicarse y tratarse por propia mano, pero no es así. Si alguien tiene dudas de la eficacia de los procedimientos terapéuticos a los que se somete, tiene todo el derecho para buscar segundas o terceras opiniones, a asesorarse y a ser informado de las alternativas disponibles. El paciente es quien pone el cuerpo y quien decide qué es lo mejor para sí, pero esto no implica que esté capacitado para reemplazar a los profesionales de la salud. Y la responsabilidad es aun mayor cuando se trata de decidir por otro.
Siempre hay que tener en cuenta que hay muchos procesos morbosos y de discapacidad que comparten algunos síntomas, pero cuyo tratamiento es específico para cada uno y que la ingesta de medicamentos no es algo natural, sino que se trata de un factor de progreso que ha permitido, junto con otros, la prolongación de la vida y su mejor calidad, más allá de algunas cuestiones sociales de desigualdad que sumen a distintos grupos de personas en condiciones para nada favorables. Lo que parece una tontería peligrosa es que abusemos de aquello que nos beneficia para transformarlo en exactamente lo opuesto.
Ronaldo Pellegriny