lunes, 18 de junio de 2012

Artículo: ¿Embarazo planificado en personas con discapacidad?


No existe una respuesta universal para la pregunta, sino que deberá considerarse en cada caso. Sin embargo, una buena parte de estas mujeres, aun aquellas con impedimentos serios, pueden ejercer este derecho, teniendo en cuenta las distintas situaciones que pueden presentarse y mediante la toma de recaudos específicos para cada condición.
 
 
Palabras preliminares
En la historia de la Humanidad, la sexualidad ha funcionado como un regulador de las relaciones sociales y, sobre todo, de las formas de poder.
Tabúes, prohibiciones y venias se suceden en el devenir de los tiempos, casi siempre fundamentados en cuestiones de prejuicio y de sometimiento de ciertos grupos a otros.
La cultura, entendida como las formas de vida del ser humano, siempre ha mediado en áreas tan básicas y necesarias como la reproducción o la procuración del sustento, mediatizando y simbolizando las conductas instintivas para lograr una convivencia más pacífica (aunque no del todo).
De hecho, existen diferencias entre las personas, pese a que la instauración de la vida en sociedad, con normativas escritas o tácitas, tiende a homogeneizar las conductas, las aspiraciones y las cosmovisiones.
Afortunadamente, cada vez se tiende más hacia el reconocimiento de las diferencias, aunque subsisten islas de mayor o menor dimensión que plantean lo diverso como peligroso o simplemente indeseable.
Entre estas manchas, aunque se han dado pasos importantes al respecto, el colectivo de la discapacidad, a su vez diverso, aparece todavía muy relegado respecto de otros y en temas como la sexualidad, todavía mucho más.
 
Los ángeles no tienen sexo, pero las personas con discapacidad sí
La sexualidad es una condición natural de la persona humana, no importa su estado de salud, posición económica o cualquier otra variable que se quiera poner. Es lo que nos determina como varones o mujeres, aún más allá de lo que tiene que ver con lo meramente fisiológico. El componente sexual está presente en nuestra cultura y adopta formas distintas, según valores sociales, religiosos, personales, etc.
Las personas con discapacidad están sexuadas: son él o ella, no un ente amorfo. Y, como tales, deseantes, precisamente porque viven en y son parte de una sociedad, más allá de aspectos discriminatorios persistentes, y por el mero hecho de ser personas.
Respecto de esto, es muy frecuente que se les niegue ese aspecto fundamental. Así, pese a la prédica constante en contrario, muchos de quienes conforman su entorno las ven como asexuadas, como niños eternos.
Antes de continuar, resulta necesario hacer una distinción importante. La negación de la sexualidad de las personas con discapacidad reconoce una suerte de gradación. En efecto, aquellas que presentan algún problema físico (amputación, malformación, sordera, ceguera, etc.) parecen poder disfrutar de su sexualidad (más allá de cierto resquemor pseudoesteticista), aunque en el caso de parapléjicos o hemipléjicos con compromiso cerebral ello no es tan así.
Por otro lado, aquellos que ven disminuidas sus capacidades mentales son los más perjudicados, puesto que es a ellos a quienes se les adjudica esa condición de ángeles que no piensan en el sexo. Cuanto más profunda sea la afectación, menos deseo, aparenta la fórmula.
Incluso se llega a creer, como manifiestan muchos padres, que intentar algún tipo de educación sexual en estos casos traería más inconvenientes que beneficios. Esto produce varios problemas serios.
Por un lado, se deja a quien llega a la pubertad en un desconocimiento de lo que ocurre en su cuerpo y en su psiquis, lo que puede derivar en conflictos psicológicos de importancia. Por otro, se los hace más vulnerables ante los abusos sexuales, puesto que, como no saben de qué se trata, quedan a merced de los abusadores.
Otro de los inconvenientes que provoca tratarlos como niños y no referirse al tema de las manifestaciones sexuales es que, nuevamente, la ignorancia sobre ello puede (y de hecho suele) llevar a conductas públicas inadecuadas al respecto, lo que, obviamente, apareja situaciones conflictivas.
También la falta de comunicación puede conducir a que se contraigan enfermedades y se llegue a embarazos no deseados y, asimismo, una restricción a la libertad de decisión acerca del propio cuerpo.
Por todo ello y por respeto a la dignidad humana de la persona, no solo es conveniente sino necesario hablar sobre sexo en términos claros y comprensibles para cada uno de ellos, de acuerdo con las creencias familiares y sociales, contestando las preguntas que surjan en el momento, sin dilaciones y, sobre todo, teniendo en cuenta que es imprescindible que se respete la independencia de la persona, en la medida de lo posible.
 
Embarazo y discapacidad
No hay una respuesta única y unánime respecto de si una persona con discapacidad puede/debe embarazarse.
Las posturas extremas, del estilo "tienen el derecho" o "de ninguna manera", no resultan serias. En cada caso es necesario hacer una evaluación de distintos ítems que pueden orientar la conducta a seguir.
Resulta obvio que las mujeres que portan alguna discapacidad de tipo físico, sin compromiso mental y sin problemas de autovalimiento no necesitan el permiso alguno para embarazarse.
Tampoco aquellas que ven disminuida su capacidad ambulatoria, aunque habrá algunos factores a tener en cuenta, precisamente por las limitaciones que ello produce.
En ese sentido, se cita, por ejemplo, que las mujeres con esclerosis múltiple, con la adecuada asistencia, no tienen contraindicada la gestación. Por el contrario, durante esta, las crisis suelen atenuarse en intensidad y frecuencia, sobre todo a partir del tercer mes, para incrementarse luego del parto, regresando al estado corriente dentro de los tres meses posteriores al parto. De todas maneras, es conveniente tener en cuenta el estado de la enfermedad y su pronóstico para determinar si en el caso concreto resulta indicado.
Las lesiones en la médula tampoco suelen ser un impedimento, sobre todo si se prevén ciertos efectos, que dependen del estado de cada persona. Así, habrá que tener en cuenta que suelen presentar más infecciones urinarias (debido a las sondas), contracturas, espasmos, hiperreflexias y dolores, así como cuadros hipertensivos. A su vez, es posible que no se percaten si existe un parto prematuro o de las contracciones en uno a término. Por estas circunstancias, se hace indispensable un monitoreo más asiduo de la paciente y que el alumbramiento sea programado. El límite para decidir por sí o por no es que la mujer tenga o no posibilidades de autovalimiento, aunque en última instancia ella y su entorno lo resolverán responsablemente.
Otra cuestión a considerar es el caso de las enfermedades de transmisión genética.
Como se sabe, se hereda la mitad de cromosomas de la madre y la otra del padre, lo que constituye los 23 pares que todos llevamos.
La transmisión de una anomalía genética se realiza de dos maneras: autosómica dominante y autosómica recesiva.
En la primera, solamente uno de los individuos aporta el cromosoma defectuoso. En este caso, existe una probabilidad de que la mitad de los hijos contraiga la enfermedad.
En la forma autosómica recesiva, en cambio, uno de los progenitores es sano y el otro portador, sin manifestaciones. En esta eventualidad, la probabilidad de que el niño sea sano es del 25%; otro tanto de que manifieste la enfermedad, y el 50% restante, de que sea un portador asintomático.
En lo que hace a las personas con discapacidad mental se presentan diversas variables a considerar.
Si la dificultad proviene de una enfermedad genética, habrá que tener en cuenta lo manifestado para ellas.
A su vez, habría que distinguir entre quienes tienen retraso mental de las que portan padecimientos de tipo psicológico o psiquiátrico.
Resulta patente que, generalmente, en aquellos casos en que la disminución o la alteración mental sea leve no existe impedimento alguno para el embarazo.
El problema se presenta a medida que la discapacidad se hace más profunda. Y en este caso, existe el problema de los límites, es decir, hasta dónde sí y a partir de qué nivel no.
En las pacientes psiquiátricas, no se puede generalizar sobre si el embarazo, en sí, y la maternidad producen efectos beneficiosos o perniciosos. Para establecerlo se hace necesario considerar cada caso en particular, atendiendo a las estructuras psíquicas de cada uno y, de todas maneras, no siempre es posible hacer un pronóstico certero.
En las mujeres con retraso mental de moderado a severo, el parámetro a considerar es el grado de independencia que ellas tienen, junto con sus posibilidades de cuidado del niño y la disponibilidad de quienes las rodean para suplir sus falencias.
 
Planificar
El primer paso es aceptar que una persona con discapacidad es un ser sexuado, tal como cualquier otra.
Todos los seres humanos tenemos derecho a la salud reproductiva, que, según la Organización Mundial de la Salud, es el estado de completo bienestar físico, mental y social, en los aspectos relativos a la sexualidad y la reproducción en todas las etapas de la vida.
Este derecho implica, entre otras cosas, que tenemos la libertad de decidir libre, consciente y voluntariamente tener (o no) hijos.
Para ello resulta evidente que resulta mucho mejor que podamos establecer un plan que incluya cuándo, con quién y cuántos hijos tener.
En este sentido, todos, sin importar nuestra condición de salud, tenemos el mismo derecho.
Las personas con discapacidad que gozan de plena autonomía no tienen (o no deberían tener) dificultad alguna para ejercerlo.
El problema se presenta entre aquellos que dependen de terceros (usualmente los padres o familiares cercanos, pero también curadores, tutores, etc.), es decir, en las personas que no pueden decidir por su cuenta y requieren de otro. Los derechos sobre el propio cuerpo son personalísimos y, por lo tanto, nadie puede subrogarse en la toma de decisión que lo involucre. Sin embargo, es mucho más corriente de lo que se piensa que médicos y padres aboguen y lleven a cabo una suerte de "esterilización preventiva", sin siquiera informar de ello a la propia persona.
Si bien en toda oportunidad resulta conveniente realizar una planificación para el embarazo, cuando este se refiere a una mujer con discapacidad, ello resulta todavía más evidente.
Descartamos por obvio que es en ella en quien se origina el deseo de ser madre y que se le han explicado, cuando ello sea necesario, las implicancias de asumir la concepción de un hijo para su caso particular.
A partir de ello, según el tipo de discapacidad, se plantea, como primera medida, la consulta con el o los médicos tratantes (como mínimo, quien dirige el tratamiento y el obstetra), para sopesar los riesgos, contraindicaciones, consecuencias y beneficios que puede traer el embarazo, según la patología, y, a partir de esto, y junto con los propios interesados, tomar la decisión que se valore como más adecuada.
Una vez establecida la posibilidad, y siempre dependiendo de cuál sea el problema discapacitante, deberán tomarse las medidas de monitoreo adecuadas para llevar a buen término la pregnancia, previendo algunas circunstancias que pueden presentarse asociadas a la patología.
Por ejemplo, el embarazo altera la forma del cuerpo, por lo que, en mujeres con problemas de estabilidad es un dato a tener en cuenta, porque quizás requieran ayuda para caminar o moverse, o utilizar una silla de ruedas mientras dure su estado. A su vez, aquellas que suelen sufrir de contracturas o espasmos es probable que requieran algún tipo de ejercitación, puesto que el sobrepeso posiblemente sobrecargue los músculos y las articulaciones. Es decir, hay determinados aspectos que hay que tener en cuenta, según la discapacidad.
Al respecto, existe un libro que resulta interesante porque narra las experiencias de mujeres con distintas discapacidades (parálisis cerebral, distonía, fibromialgia, artritis reumatoidea, etc.) que han logrado llevar a cabo su embarazo y las dificultades que han tenido que sortear.
Judith Rogers y Moleen Matsumura, en "The Disabled Woman's Guide to Pregnancy and Birth" ("La guía de las mujeres discapacitadas para el embarazo y el nacimiento"), dan cuenta detalladamente de ello.
Otro aspecto importante a tener en cuenta según la afección de la parturienta es el del momento del parto. Esto incluye desde la accesibilidad del centro sanitario, hasta que los profesionales y auxiliares intervinientes estén al tanto de las particularidades y de los riesgos previsibles, además de estar determinado de antemano si el nacimiento se efectuará por la vía natural o requerirá de cesárea.
La planificación también impone que se piense en el después, esto es, en el cuidado del niño tras el nacimiento y en cómo se desarrollará la vida de la madre y su pareja, en caso de ser necesario.
Quizás uno o ambos padres necesiten de un entrenamiento previo de un terapista ocupacional o de alguna otra persona que ayude a llevar adelante las tareas de atención del niño, o que supervise su cuidado tras el nacimiento.
Cuando exista infertilidad, se recomienda la reproducción asistida, siempre teniendo en cuenta cada situación particular. En los casos en que esta práctica puede emplearse, no se han detectado, en general, ni mayor índice de abortos espontáneos ni complicaciones diferentes de las que pueden sufrir personas sin discapacidad.
Una cuestión a tener en cuenta es que los médicos no están desprovistos de prejuicios y preconceptos, sobre todo, aquellos que no están acostumbrados a tratar con personas con discapacidad. Es frecuente que algunos obstetras se basen en ello para denegar la posibilidad de un embarazo. Ante una negativa, es importante recurrir a una segunda opinión.
 
Palabras finales
No todas, pero seguramente muchas de las mujeres que portan una discapacidad están en condiciones de ser madres.
No permitírselos es atentar contra su condición humana y privarlas de una experiencia única.
Además de las condiciones sanitarias, la preparación psicológica y la adquisición de las habilidades de autocuidado que implica el embarazo y de las de cuidado del niño antes de nacer y una vez nacido, algunas de estas mujeres necesitarán del apoyo material y afectivo de su entorno antes, durante y después del nacimiento.
Que ellas puedan concebir es un paso más en contra de la discriminación.

miércoles, 6 de junio de 2012

Cuando la tecnología nos enferma.


 
No es una epidemia, pero los casos de tecnoestrés están en aumento. Mal de la era digital y de las conexiones omnipresentes, se manifiesta como ansiedad, nerviosismo, fatiga y hasta adicción. Cómo detectar el problema y evitar un uso abusivo de gadgets e Internet.
 
Por Débora Slotnisky.
 
 
 
 
A nadie sorprende ver a personas que están todo el día con el teléfono en la mano como si fuese una extensión de sus cuerpos. Hay quienes no apagan sus equipos ni siquiera en el cine o en las salas de internación médica, donde están expresamente prohibidos. También hay casos de personas que pasan largas horas frente a la computadora, sin poder dejar de chequear y actualizar las redes sociales.
 
Bien es cierto que el avance tecnológico facilita en muchos aspectos la vida de los usuarios, pero la relación persona-aparato puede volverse patológica.
 
Aunque no hay estudios científicos que den cuenta de la prevalencia del tecnoestrés en la sociedad, una investigación reciente de Intel en varios países del mundo detectó que el 40% de los usuarios permanece 24 horas, siete días a la semana, conectado a sus dispositivos, mientras que 8 de cada 10 duermen con su celular al lado. Los profesionales consultados por La Nacion consideran que, sin que sea una epidemia, una proporción significativa de la población puede estar aquejada por estos males de nuestros tiempos. De hecho coinciden en que las consultas por este tipo de casos están en aumento: "Me ha sucedido de estar atendiendo a un paciente al que le suena el celular; éste pide disculpas, pero responde a la llamada dándole prioridad por sobre el diálogo que está manteniendo conmigo acerca de su salud. Tras finalizar la conversación, el paciente apaga el celular, pero en cuestión de segundos, otro teléfono en uno de sus bolsillos empieza a sonar", ejemplifica el Dr. Daniel López Rosetti, que preside la comisión directiva de la Asociación Argentina de Medicina del Estrés (Sames), para describir el caso típico de un paciente tecnoadicto.
 

El término tecnoestrés comenzó a oírse en los años 70, entendido como la sobrecarga de información que puede alterar a las personas. Durante la última década, y a medida que las tecnologías se fueron haciendo cada vez más masivas y de uso más cotidiano, este concepto comenzó a utilizarse con más frecuencia.
 
"De todos modos, aún no está clasificada como enfermedad dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSMV-IV), que contiene una clasificación y proporciona descripciones claras de las categorías, con el fin de que los clínicos y los investigadores de las ciencias de la salud puedan encuadrar, estudiar, intercambiar información y tratar los trastornos. Esto es así porque lleva muchos años modificar la clasificación de las patologías. En psiquiatría las últimas actualizaciones fueron hace unos 15 años. De todos modos es esperable que en el próximo DMS-V se incluya al tecnoestrés", especula el Dr. Juan Manuel Bulacio, psiquiatra y presidente de la Fundación Iccap, Instituto de Ciencias Cognitivas Aplicadas.
 

Signos y síntomas
 
El tecnoestrés puede manifestarse de diversas maneras: tecnoansiedad, que es la tensión derivada por el uso extremo de las tecnologías y que se revela, por ejemplo, en la necesidad imperiosa de responder un mensaje de manera inmediata más allá del contexto y de que la respuesta no sea de carácter urgente. Es también un estado de nerviosismo que, precisamente, desencadena la falta de conexión.
 
Por otra parte está la tecnofilia, que puede plasmarse en un deseo desmedido por adquirir el último gadget lanzado al mercado.
 
Está también la tecnofatiga, que se caracteriza por un estado de cansancio mental y físico, agotamiento cognitivo, trastornos visuales, cefaleas y dolores musculares (principalmente tensión de cuello y espalda), derivado del uso excesivo de las tecnologías. Y a pesar de este agotamiento, la persona no consigue desconectarse.
 
Otro cuadro está dado por la tecnoadicción, que tiene que ver con la necesidad desmedida de usar la tecnología en cualquier momento y lugar, hasta tal punto que la vida real de la persona se ve alterada por la preponderancia de las relaciones virtuales.
 

"La tecnoadicción, tal como cualquier otra adicción, es una enfermedad física y psicoemocional que tiene que ver con la dependencia de una cosa, en este caso la tecnología. Está representada por deseos que consumen los pensamientos y comportamientos, que es el síndrome de abstinencia del adicto, y éstos actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o el efecto deseado o para comprometerse en la actividad deseada, que se encuentra en el mismo plano de otras adicciones como el alcoholismo o la drogadicción", sostiene López Rosetti.
 
Si bien no hay estudios científicos que indiquen qué tipo de persona es más susceptible a padecer tecnoestrés, los expertos explican que nadie está exento. Salvador M. Guinjoan, miembro de la carrera del investigador clínico del Conicet, profesor regular adjunto de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y psiquiatra de Fleni, dice que los mayores de 40 son muy propensas ya que no han crecido con estas tecnologías, por lo que les puede costar más hacer una correcta adaptación.
 
"Por otra parte, dado que las mujeres tienen en general una predisposición más social, y utilizan más el lenguaje, tienen una mejor adaptación a las nuevas tecnologías. Por este motivo, los hombres son quienes más posibilidades tienen de sufrir tecnoestrés, aunque a la hora de la consulta, las mujeres son las que más se acercan al consultorio", asegura.
 
Mirta Laham, doctora en psicología clínica del Instituto de Psicocardiología, comenta que las personas que tienen menos de 40 años también tienen probabilidades de padecer problemas con la tecnología: "Se trata de individuos que manejan computadoras con mucha facilidad y se comunican mayormente por las redes sociales hasta tal punto que sus relaciones interpersonales se vuelven más virtuales que reales, hecho que los hace susceptibles a caer en el uso abusivo y descontrolado".
 
Alarmas
 
De las patologías mencionadas, los entrevistados dicen que la mayoría de las consultas tiene que ver con la dificultad que manifiestan las personas para poder desconectarse de sus aparatos. "Definitivamente, si las relaciones interpersonales de un individuo se concretan principalmente a través de la tecnología estamos ante un indicio importante, ya que la mayor parte de las comunicaciones debe darse de manera directa", sostiene López Rosetti.
 
Según los expertos, los primeros síntomas de que algo anda mal son la pérdida de autoconfianza, problemas en el rendimiento laboral y conflictos en las relaciones interpersonales. A su vez, esto acelera el sistema simpático, y como explica Laham: "Ocasiona ansiedad, irritabilidad, problemas de memoria, concentración, depresión, frustración e ira, sensación de vulnerabilidad y hasta el síndrome de piernas inquietas. Así se va degradando la salud, propiciando el desarrollo de gastritis, úlceras, problemas dermatológicos, insomnio, hipertensión, hasta llegar al evento coronario", asegura.
 

"Uno de los síntomas más fuertes es la ansiedad. De todos modos, la ansiedad dentro de la salud mental es un fenómeno muy general y poco específico, comparable con la fiebre", explica el profesional de Fleni, y agrega que según su experiencia, más del 50% de las consultas generales por patologías vinculadas con ansiedad tienen que ver por la imposibilidad de las personas a desconectarse de la tecnología.
 
Guinjoan dice que el usuario debe empezar a preocuparse por su vinculación con los dispositivos cuando, por ejemplo, la prioridad pasa por los mensajes que está recibiendo en el teléfono y no por el diálogo que está manteniendo con un par en ese momento. "Otra señal es cuando la misma persona empieza a preocuparse por no poder desconectarse y siente un vacío cuando se olvida el teléfono", explica este profesional, que ha decidido no tener celular.
 
"Las individuos deberían estar atentos a indicios como contar con computadoras hogareñas siempre encendidas o celulares que nunca se apagan por las dudas ", ejemplifica Laham.
 
Pedir ayuda
 
Los expertos afirman que el tratamiento para las personas con tecnoestrés depende de si la manifestación se da a través de adicción, ansiedad o depresión. Sea cual fuere, no hay una receta para todos los casos, sino que el tratamiento apropiado debe ser implementado dependiendo de las características propias de cada individuo.
 
En líneas generales, al tecnoansioso se lo puede tratar como si fuese un caso clásico de trastorno de ansiedad. En tanto, al tecnoadicto se lo atiende como un problema de adicción, se trabaja el día a día. "He tratado a varios pacientes con tecnoadicción. Por ejemplo, uno, de 19 años, fue traído al consultorio por sus padres ya que estaba largas horas frente la computadora y no podía apartarse de ella, hasta tal punto que se quedaba dormido sentado junto a la PC. Esta persona estaba teniendo problemas en las relaciones familiares y bajo rendimiento educativo, pero con un tratamiento psicoterapéutico pudo superar esta situación. Hoy es un adicto recuperado y, como tal, debe ser extremadamente prudente en el uso que hace de la tecnología", describe Bulacio.
 
El tecnoestrés ocasiona sintomatología en distintas partes del cuerpo. "El 60% de los episodios cardiovasculares está ligado a lo que pasa en la oficina. La persona con factores de riesgo, como tabaquismo, colesterol e hipertensión, comparte muchas características de personalidad con los que padecen tecnoestrés. Esas personas con tendencia a desarrollar algún problema cardíaco suelen tener un estado de mayor irritabilidad que el resto, son muy ansiosas y caen en arrebatos de ira y frustración", explica Laham.
 

Las personas que creen estar padeciendo tecnoestrés en cualquiera de sus variantes deberían consultar a un médico clínico. "Si es un buen profesional, al escuchar al paciente podrá percibir que está ante un cuadro de depresión o ansiedad, y lo derivará al psicólogo o psiquiatra", observa Guinjoan, y recomienda a las personas tener en cuenta si padecen alteraciones en el sueño, el humor, el carácter o la concentración, entre otras, y si estas alteraciones se vinculan con el uso de los equipos tecnológicos.
 
El profesional de Fleni opina que los cardiólogos y gastroenterólogos reciben muchísimas consultas por síntomas como taquicardia, palpitaciones o úlcera, que en realidad tienen que ver con cuestiones psicológicas, por lo que realizan la derivación correspondiente. En tanto, López Rosetti aconseja iniciar siempre la consulta con el médico clínico: "Muchos especialistas ven a los pacientes desde la óptica de su especialidad, por eso lo mejor es ir al médico clínico, que observa al individuo en su integridad, para luego derivarlo al especialista que corresponda".
 
Consejos
 
Para aprender a surfear la tecnología sin necesidad de hundirse, López Rosetti recomienda: "Establecer los propios límites en forma consciente. Pensar qué herramientas le alcanzan a uno para su tarea y utilizar sólo esas. La eficiencia no debe enfermar".
 
Un buen comienzo puede ser desconectar los alertas de recepción de e-mails durante los fines de semana o apagar el teléfono por las noches, para no estar pendiente del equipo.
 
Ese sondeo de Intel también determinó que el 20% de los usuarios prefiere perder la cartera que el teléfono, mientras que 43% cree que su dispositivo refleja su personalidad. Asimismo, la mitad de las personas que usan smartphones asegura que su vida social sería insatisfactoria sin su equipo.
 
Aunque parezca obvio, no está de más recordar que el objetivo es, siempre, ser usuarios de la tecnología y no sus esclavos.
 
SOY TECNOADICTO
 
"Reconozco que soy un adicto a la tecnología", admite Valentín en diálogo con La Nacion. Este soltero de 31 años es propietario de un decena de dispositivos tecnológicos de último modelo, entre ellos, las notebooks MacBook Pro y MacBook Air que se compró casi en simultáneo. Recientemente le robaron su celular (un iPhone 4) y aprovechó la oportunidad para comprarse dos días más tarde el iPhone 4S, el último lanzamiento de Apple.
 
"Tengo más de 10.000 dólares invertidos en equipos. Me da placer probarlos, testearlos y ver cómo funcionan los nuevos productos. Por lo general, luego los vendo, así no tengo que desembolsar tanto dinero para comprarme el modelo que acaba de presentarse en el mercado", dice Valentín, que además tiene por rutina seguir por Internet los eventos de lanzamientos mundiales de equipos, leer varios blogs sobre tecnología y dejar comentarios en los artículos publicados.
 
En la casa de este joven hay equipos para todos los gustos. Actualmente tiene tres cámaras de fotos, muchísimos accesorios para estas cámaras y otros chiches, como teclados, ratones, auriculares inalámbricos y hasta un objetivo que compró por Internet en una fábrica de Bielorrusia que los produce artesanalmente.
 
"Me gusta que mi entorno me pida consejos a la hora de comprar un equipo. Mis amigos me dicen: Cuando vendas algo, acordate de mí", se ríe, aunque reconoce que este fanatismo por las últimas tecnologías le ha traído problemas en sus relaciones de pareja. "Mis novias me han dicho que soy freekie, y mi mamá también me cuestionaba esta actitud, hasta que se acostumbró."
 
dixit
 
"Las personas mayores de 40 son más propensas ya que no han crecido con estas tecnologías y entonces les cuesta más hacer una correcta adaptación a estas innovaciones". Salvador M. Guinjoan, del Conicet, la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y de Fleni
 

"Los menores de 40 años manejan computadoras con mucha facilidad y se comunican mayormente por las redes sociales, hasta tal punto que sus relaciones interpersonales pueden volverse más virtuales que reales, hecho que las hace susceptibles a caer en el uso abusivo y descontrolado". Mirta Laham, doctora en psicología clínica del Instituto de Psicocardiología
 

"Me ha sucedido de estar atendiendo a un paciente que le suena el celular. Este pide disculpas, pero responde la llamada dándole prioridad por sobre el diálogo que está manteniendo conmigo acerca de su salud". Dr. Daniel López Rosetti, de la Asociación Argentina de Medicina del Estrés
 

"He tratado a varios pacientes por tecnoadicción. Por ejemplo, uno, de 19 años, fue traído al consultorio por sus padres ya que estaba largas horas frente a la computadora y no podía apartarse de ella, hasta tal punto que se quedaba dormido sentado junto a la PC". Dr. Juan Manuel Bulacio, del Instituto de Ciencias Cognitivas Aplicadas

Multitasking: la manía de estar en todo.


 
Hacer varias tareas a la vez disminuye el rendimiento y promueve cuadros de estrés, ansiedad, angustia y frustración. ¿Cómo llegamos a este estilo de vida urgente y de demanda de resultados inmediatos?.
 
Por Eduardo Chaktoura .
 
 
 
 
Solemos cocinar, hablar por teléfono y mirar televisión, todo al mismo tiempo. Podemos hacer una llamada, responder un mensaje de texto y chequear e-mails en sólo un instante, así como leer y escuchar música con la televisión encendida sin volumen, pero atentos a lo que pueda pasar, manejar el auto mientras hablamos por teléfono (con suerte y responsabilidad, manos libres mediante) o con el celular a tiro por cualquier luz roja que indique un mensaje. La lista es infinita y cada quién sabrá cuáles son sus particulares costumbres cotidianas en casa, en la calle, en la escuela o en el trabajo.
 
"Habitualmente creemos que podemos hacer muchas cosas diferentes simultáneamente, pero en realidad lo que ocurre en nuestro cerebro es que vamos rotando la atención rápidamente de un objetivo al otro. Y en este proceder automático es cuando solemos cometer errores o promover ciertas disfunciones o trastornos", prioriza el doctor Gustavo Vázquez, médico psiquiatra, coordinador del área de Neurociencias de la Universidad de Palermo.
 
"Quien lleva una vida sobrecargada -precisa el psicólogo Martín Reynoso, investigador en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco)-, seguramente promueva un aumento en la segregación de cortisol, el que se presume puede dañar zonas del hipocampo, sector asociado al aprendizaje y la memoria."
 
Una investigación de la Universidad de Stanford, publicada en 2011, prueba la teoría de que las personas multitarea disminuyen sus capacidades de rendimiento. Si bien reconoce que están mejor entrenadas para cambiar de foco rápidamente, el estudio alerta: "Cuando este tipo de personas tiene toda la información delante de sus ojos, no puede separar las cosas en su cerebro y se equivoca".
 
Por citar cuestiones básicas, esta es una de las formas de entender por qué podemos salar el café o el bizcochuelo, enviar un mensaje antes de tiempo y arrepentirnos de lo escrito o equivocarnos de destinatario, confundir la maniobra o el recorrido o, lo que es mucho peor, accidentarnos de la manera menos pensada. Los avances tecnológicos han incrementado en forma notable la exposición a estímulos que requieren de respuestas rápidas. ¿Cuántas páginas solemos tener abiertas al mismo tiempo?
 
"Con la superposición de tantos estímulos en permanente exposición, la activación fisiológica del organismo puede llevar al desborde y agotamiento, dando lugar a los fenómenos característicos del estrés -explica el psiquiatra Juan Manuel Bulacio, experto en estrés y ansiedad-. "Cuando los estímulos superan la capacidad de respuesta del organismo y el esfuerzo de éste no alcanza o es sostenido por un tiempo excesivo, el estrés es la consecuencia natural y de él derivan la aparición de distintos cuadros físicos (desde cefaleas, contracturas musculares hasta alteraciones gastrointestinales, cardiovasculares, autoinmunes.), psíquicos (desde el insomnio, irritabilidad, agotamiento, hasta la aparición de cuadros ansiosos o depresivos) y sociales (dificultades vinculares, pobre rendimiento laboral o académico)".
 
El multitasking suele ser contagioso y se aprende por modelado. De la misma manera que las PC, los teléfonos y otros dispositivos modernos que facilitan la practicidad y nos ayudan a ahorrar tiempo, somos una especie de multiprocesadoras que, en su frenesí, casi sin darnos cuenta, nos constituimos en referentes válidos de acción y proceder para nuestros hijos. Sumado a que somos nosotros quienes inculcamos en ellos este proyecto de bate/amasa/pica/corta en rebanadas.
 
Cuando apenas tienen energía para jugar o asumir responsabilidades o compromisos básicos, solemos exigirles y sobrecargarlos de actividades extras. Para ellos tampoco hoy nada alcanza, el tiempo no para y deben estar ocupados y ser exitosos en lo nuestro. ¿Por qué se habrán incrementado los índices de niños con depresión o, con suerte, trastornos de alimentación, aprendizaje y conducta?
 
El estímulo múltiple y la vida exacerbada nos han quitado la capacidad de reflexión. Estamos a tiempo.
 
Conocer el limite
 
Todo el tiempo estamos recibiendo información. El ambiente nos provee de estímulos continuamente. Somos nosotros quienes seleccionamos lo que nos resulta de utilidad o interés. Somos nosotros quienes, conscientes o no, temerosos o sumisos, aceptamos el juego de promover o responder al exceso de oferta y demanda.
 
En este sentido, como ya anticipamos, nuestra mente y organismo están expuestos a un costo muy alto, donde será mejor que consideremos ser previsores.
 
"En la distinción de estímulos -explica el Dr. Bulacio-, intervienen los significados que el individuo le otorga a cada experiencia de percepción. Esta significación depende del instinto, de los aprendizajes socioculturales, de la experiencia personal, etcétera, todos factores que constituyen nuestras creencias. Son precisamente éstas las que seleccionan, valoran, jerarquizan y descartan". Más allá del contenido y significado de nuestras elecciones, de no aprender a filtrar estímulos en nuestro cerebro se desataría un caos.
 
Simplificar la mente
 
El gran objetivo es recuperar la atención y la capacidad de reflexión. Como un colador o tamiz, se trata de simplificar o quitarle ruido a la mente, de aprender a distinguir lo urgente de lo necesario y de lo indispensable. Siempre hay algo que puede esperar. Por otro lado, habrá que revisar el significado que le adjudicamos a las tareas, exigencias o necesidades cotidianas.
 
No todo es igual ni merece la misma atención al mismo tiempo.
 
"Aprender a priorizar estímulos es tomar el timón del propio barco y evitar quedar a la deriva sólo respondiendo o intentando hacer todo lo que demanda el exterior -subraya el doctor Bulacio, presidente de la Fundación Ciencias Cognitivas Aplicadas (Icaap)-. Ejercicios de respiración y relajación ayudan a tomar conciencia de este proceso. Los buenos hábitos de alimentación, descanso y actividad física son importantes también en este sentido."
 
El psicólogo Martín Reynoso forma parte del equipo de Visión Clara, liderado por Clara Badiño, quienes promueven en la Argentina la enseñanza y práctica del Mindfulness o Atención plena. Basado en el modelo MBSR del doctor Jon Kabat-Zinn (Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts), "el mindfulness es un entrenamiento que permite una modificación de la percepción y el manejo de los estresores a partir de una mayor conciencia/presencia en el aquí y ahora, en una profundidad atencional en cada fenómeno que se nos presenta, pero también en una cualidad de empatía y aceptación hacia ellos", detalla Reynoso.
 
Respiración, escaneo corporal y meditación parecen ser la clave. Científicamente comprobada, esta práctica parece estar asociada a un encendido neuronal de las zonas prefrontales del lado izquierdo (asimetría prefrontal), las que regulan los estados emocionales positivos, la aproximación y empatía, desarrolla conexiones en el hipocampo (aprendizaje y memoria), en el cingulado anterior (atención), en la ínsula (interocepción), disminuye la reactividad de la amígdala (encargada de la activación defensiva del organismo) y eleva las defensas del sistema inmunológico.
 
Así como poco tiempo atrás lo propuso David Levy, profesor de la Information School de la Universidad de Washington, en la conferencia No time to think (Sin tiempo para pensar), celebrada en la sede de Google: "Necesitamos una ecología de la información para luchar contra las formas agresivas de polución mental que afectan a nuestras vidas. Necesitamos el equivalente a los bosques protegidos para cuidar nuestro ecosistema mental".

S.O.S Europa.


 
Alguna vez paraíso del bienestar, el Viejo Continente se estremece frente a una realidad en la que el desempleo, el ajuste y las protestas marcan la agenda. LNR estuvo en los epicentros de la crisis y habló con quienes la padecen día a día.
 
 
 
 
ESPAÑA
Encadenados a la hipotéca
Por Mariana Vilnitzky
 

BARCELONA-. Hace apenas unos años cualquier postal realista del territorio español debía incluir enormes grúas de construcción. Se encontraban por doquier. No había fotografía que pudiera borrarlas. No había pueblo que se librara. Desde la región cantábrica hasta Gibraltar, desde Barcelona hasta Galicia. En tren, en coche o en barco por las costas. Allí por donde se miraba, allí aparecían las grúas que levantaban al país. Era imposible no verlo. El virus de la burbuja inmobiliaria estaba instalado.
 
En la actualidad las carreteras están bien asfaltadas y las ciudades se han renovado. Se nota que España ha saboreado el elixir de la prosperidad. Pero también se nota que el sueño estaba montado sobre ladrillos de cristal fino. Apenas si queda alguna grúa, muchas fábricas han cerrado sus puertas y la nueva postal contiene cientos de departamentos vacíos, y obras públicas que se han quedado a mitad de camino.
 
En la calle se habla de miedo, despidos masivos, prejubilaciones y créditos hipotecarios con intereses que duplican el precio de venta de las viviendas.
 
"Yo he ascendido como un avión. He tenido años muy buenos y luego he caído en picada. Y ahora estoy aquí, luchando." Así resume su situación Matías González, un barcelonés separado, de 56 años, ex comerciante, padre de tres hijos e hipotecado hasta los dientes. Antiguo dueño de un bar, hace más de dos años que no paga la hipoteca. Ante la desesperación de perderlo todo, cayó en el error de pedir un crédito tras otro, y además debe meses de recibos de luz o gas. El resultado es difícil de creer. Su casa ya no es de él, sino de la entidad financiera, y aunque la deje seguirá endeudado de por vida. O lo que es peor: de camino habrá hipotecado la vida de una de sus hijas, de 23 años, también desempleada, que pensando que la crisis se resolvería pronto ha firmado como garante para que su padre no se quedara en la calle.
 
La deuda de España es principalmente una deuda privada: una deuda adquirida por los ciudadanos con el banco de la vuelta de la esquina, allí mismo donde se podía pagar el recibo de la luz u obtener el dinero para el sueño de la casa propia con casi la misma rapidez. González ni siquiera adquirió su deuda para comprarse un departamento nuevo. Estaba a punto de terminar de pagar el suyo cuando inició una reforma del bar, para insonorizarlo y no molestar a los vecinos con el ruido. Puso su casa como garantía y todo iba bien. Frente a su bar había una fábrica y muy cerca, una escuela. Los obreros venían a desayunar o a almorzar. Los padres de la escuela pedían menús. Las cuentas cerraban.
 
"Cuando pedí mi crédito -recuerda- te ofrecían préstamos todo el rato. Era muy fácil hacerlo y podía engancharse cualquiera. Tenías trabajo, parecía duradero y, por lo menos en mi caso, el monto que debía pagar no era exagerado respecto de lo que ganaba." Hasta que comenzó la crisis. El calvario: la fábrica despidió a los obreros, los padres se fueron a comer a casa. Los vecinos dejaron de ir, y aquellos a los que fiaba cervezas y cafés nunca más volvieron. El iba dejando facturas pendientes, la luz, el gas, el agua y los proveedores. Hasta que cerró sus puertas por completo.
 
En la actualidad asiste cada lunes al local de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, una entidad de autoayuda de vecinos hipotecados que acuden en masa con familias y pancartas cuando hay algún desalojo anunciado por un juez, para paralizar a la policía. El lugar siempre está a reventar de gente. Llegan españoles, inmigrantes, ancianos, jóvenes y familias con niños. Todos están desesperados.
 
Si se mira con frialdad, González es un afortunado: ha logrado frenar su desalojo en tres oportunidades. La primera vez, una abogada de la Plataforma fue al inmueble y simplemente entregó un escrito al municipio y logró frenar la expulsión. La segunda, tras el anuncio de que debía dejar la casa, estuvo todo el día arropado por más de 300 personas, vecinos, hipotecados, el diario El País, la Televisión Española, otros tantos medios de comunicación y el párroco del barrio. La tercera fue igual que la segunda. Y ahora, hace meses que no recibe notificaciones.
 
Con su insistencia ha conseguido que el Estado le otorgue un departamento de emergencia, remodelado y con mucha luz, pero -eso sí- cerca de La Mina, una zona de Barcelona que es un gueto de pobreza, con mucha conflictividad. Para llegar hasta el departamento desde el subte más cercano debe pasar por una zona franca en la que los comerciantes temen por los robos si tienen que sacar mercancía de madrugada. Luego, un descampado lleno de basura y un puente abandonado sobre unas vías de tren.
 
"Si me quitan el departamento, que me lo quiten, pero que no molesten a mi hija, que ha hipotecado su vida por mi culpa -dice González-. Que se queden con él como forma de pago y nos dejen en paz, de una vez por todas." La Plataforma de Afectados por la Hipoteca lucha para conseguir que el gobierno apruebe una ley realista de dación en pago; es decir, que permita que la gente salde su deuda con la entrega de la casa. En Estados Unidos hoy esto es una práctica común (según el Estado). Mariano Rajoy ya ha aprobado una regulación, pero es tan restrictiva que, según la Plataforma, sólo se ha podido aplicar a una persona de todos los vecinos que piden ayuda.
 
A González ese apoyo vecinal le ha dado fuerzas para seguir en pie. Tal vez por eso, su casa se parece más al local de una asociación sindical que al hogar que solía ser cuando el progreso le abría las puertas de la clase media. "Aquí se podría haber hecho una reforma chula- sueña, mientras pasea por las habitaciones-. Este departamento es un caramelo para los bancos."
 
Orgullo y prejuicio
Por Adrián Sack
 
MADRID.- La de Madrid no es una crisis a primera vista. Las extintas villas miseria que fueron reemplazadas por barrios florecientes o por polígonos industriales en menos de tres décadas; la sólida red de transporte, envidiable hasta para París, Berlín o Londres, y un nivel de limpieza digno de un pueblo de cuento de hadas logran, todavía, acorralar el pesimismo y la desazón.
 
Pero la ilusión se desvanece frente al rigor de las estadísticas: que una de cada cuatro personas carezca de empleo es motivo suficiente para dejar rengo, desde el inicio a cualquier retrato que pueda hacerse hoy de la realidad madrileña. Un simple recorrido en coche por el Paseo de la Castellana es una tentadora, aunque simplista, metáfora de la Madrid azotada por los recortes. El lustro que siguió al pinchazo de la burbuja inmobiliaria desinfló también las arcas municipales, cuya sequía dejó huellas en el pavimento. Y esas grietas -pequeños y medianos baches- que también se extienden por las rutas nacionales y regionales de todo el país, podrían transformarse en algo más que un detalle ilustrativo.
 
La figura sobre el deterioro de las condiciones de vida muestra otra de sus caras en las entrañas de la capital española. En la red de subterráneos, el abono de 10 viajes (el más popular), que también incluye a los colectivos, se disparó de 9,30 a 12 euros. Este y otros aumentos, en un contexto de recesión ingobernable, sólo parecen asegurar el ascenso de la tasa de pobreza. Según Cáritas, este indicador se sitúa entre un 10 y 15 %. Se hace cada vez más visible en los comedores de la institución, donde ya no es tan extraño encontrarse con ciudadanos pertenecientes, hasta hace poco, a la castigada clase media española.
 
La crisis también se percibe en las fachadas de los comercios. Donde antes había librerías, talleres de marcos o boutiques, ahora una hay un solo tipo de negocio, con un único nombre para designar su actividad: Alimentación. Se trata de los locales instalados por inmigrantes, en su mayoría chinos, que ya superan los 3000 en Madrid y sus alrededores. El número es muy superior a las 350 casas de empeño y compraventa de oro que florecieron en el centro de la ciudad gracias a quienes tuvieron que desprenderse de sus últimas reservas de valor y orgullo. Echa luz a la tendencia hacia la depreciación del nivel de vida que motivó el surgimiento de los indignados, ese movimiento que dice no tener líderes, del mismo modo que la crisis no quiere tener culpables.
 
Aunque, en el caso de los manifestantes de Puerta del Sol, también hay razones adquiridas por la vida en la ciudad que evita mostrarse marchita. Porque no quiere perder ese orgullo que no se empeña ni se vende, aun en la peor de las crisis.
 
INGLATERRA
Familias acorraladas
Por Josefina Salomón
 
LONDRES.- Es sábado y, como todos los sábados, para cruzar la puerta del supermercado en Gipsy Hill, un barrio en el sudeste de Londres, es necesario atravesar dos columnas de promotores y vendedores ambulantes. Pero este sábado es diferente. Al final de toda esa gente, unas 10 personas rodean a una mujer mayor que reparte volantes. "Necesitamos productos no perecederos: leche en polvo, café, azúcar, fideos, tomates en lata", dice el folleto.
 
La mujer trabaja para una organización que reparte bolsas de productos básicos a familias sin recursos en cuatro barrios del sur de la capital inglesa. Así se vive la recesión económica en este rincón de Europa.
 
Pero mientras los economistas y analistas de mercado discuten si el Reino Unido está saliendo de la crisis o entrando en una nueva etapa de recesión, las familias británicas hacen lo imposible por mantenerse a flote. Por ejemplo, los londinenses Daniel Thurley y su pareja, Melanie, padres de Eliana (2) y Luca (10). Daniel, un productor multimedios independiente y Melanie, una maestra sustituta en escuelas primarias, pertenecen a uno de los grupos más afectados por la recesión y el ajuste presupuestario. Es que no son ni suficientemente ricos como para ahorrar ni suficientemente pobres como para recibir ayudas sociales. "La situación ha cambiado en los últimos años. Los sueldos bajaron y los precios subieron", dice Melanie a LNR desde su casa en Peckham, a pocas cuadras de donde tuvieron lugar los famosos disturbios de 2011.
 
Los días de Daniel y Melanie se reparten entre cumplir con las responsabilidades laborales, organizar el presupuesto que, con los duros aumentos, alcanza cada vez para menos, y repartirse el cuidado de sus niños (un gran problema para la mayoría de las familias en Londres, que viven lejos de sus parientes, y donde los costos de guarderías y niñeras son excesivamente altos).
 
"Estoy constantemente buscando oportunidades para hacer horas extras para llegar a fin de mes. En los pocos empleos que hay disponibles hay muchísima competencia, gente con muchas calificaciones que se postula para cualquier trabajo," dice Melanie.
 
Como parte del paquete de ajuste impulsado por el gobierno del conservador David Cameron, se han introducido normas más estrictas para el acceso a ayudas de desempleo, las cuales han afectado principalmente a familias que se encuentran en la mitad del espectro social. En 2011, las autoridades negaron a Melanie un seguro de desempleo porque Daniel había ganado, como trabajador independiente, una cifra cercana al sueldo mínimo. Durante ese año, tuvieron que recurrir a sus ahorros. Este año, ya no tienen ahorros en los que respaldarse ante cualquier eventualidad.
 
"Antes el gobierno te ayudaba más, con el seguro de desempleo, pero también con cupones para pagar parte de la guardería y otras cosas. Además había más trabajo. Podía conseguir algo en un bar, de limpieza, lo que fuera. Pero ahora ya ni hay eso", explica Melanie mientras pone una película para que vean los chicos. Cuenta también que la crisis profunda es realmente visible en los sectores más marginales de la ciudad, donde están las escuelas en las que ella trabaja. "Veo a niños en mis clases que vienen sin haber tomado el desayuno, que se quedan dormidos porque no comen lo suficiente".
 
El Reino Unido de la crisis es un país de miles de historias. De los londinenses de Notting Hill, para quienes crisis significa que vacacionar en Europa ya no es tan barato, y los que en invierno tienen que elegir entre pagar el gas para calefaccionar la casa o comer comida caliente.
 
"Se siente que están tratando de esconder los problemas con cosas como las Olimpiadas. Para eso pueden encontrar dinero. Para bombardear Libia también encontraron dinero, que podría haber sido utilizado para mantener abiertos algunos hospitales y ayudar a los que menos tienen", dice Daniel. Y sale a trabajar, nuevamente.
 
FRANCIA
Un caso de película
Por Luisa Corradini (corresponsal en Francia)
 
MONTPELLIER.- La caída de una empresa produce el efecto de una bomba de fragmentación. No sólo destruye la fortuna del dueño, sino también provoca enormes daños colaterales. Dinamita la vida de sus empleados, de un día para otro transforma a los trabajadores en fracasados y holgazanes asistidos que viven del seguro de desempleo, pulveriza el equilibrio familiar -precipita divorcios, depresiones y hasta suicidios- y aniquila la economía de toda una región.
 
La tragedia de la empresa Belmonte, su propietario y los 16.000 habitantes de Mauguio constituye un ejemplo de esa situación. Esa auténtica catástrofe comenzó en forma casi banal, como si fuera una película, en la sala de una corte de justicia.
 
El 7 de abril, el Tribunal de Comercio de Montpellier pronunció la liquidación judicial de la empresa de trabajos públicos Belmonte y 180 familias se quedaron sin ingresos. "Una situación imposible de resolver, dictada sobre todo por los primeros efectos locales de la crisis", se lamenta Philippe Deffins, ex presidente de Belmonte. Como si fuera necesario, ese hombre de 54 años, de aspecto atlético, se siente obligado a precisar que, como toda liquidación judicial, la quiebra de su empresa constituye sobre todo un drama humano y financiero.
 
Basada en Mauguio, una pequeña comuna de 16.000 habitantes en el sur de Francia, especializada en reparación y limpieza de autopistas, Belmonte era no solamente el orgullo de la economía local, sino una de sus principales fuentes de trabajo.
 
En 1997, Philippe Deffins se hizo cargo de una pequeña estructura que apenas facturaba 350.000 euros por año. Diez años más tarde Belmonte pesaba 40 millones de euros anuales, tenía 18 agencias en todo el país y se había transformado en el ejemplo para imitar en toda la costa del Mediterráneo francés.
 
A fines de 2007, Belmonte sufrió el retiro de Soridec, el fondo de ayuda regional a las empresas. En ese difícil momento apareció la crisis mundial. "En 2008 perdimos 50% de nuestra cifra de negocios -relata Deffins-. Golpeé todas las puertas, pero la indiferencia fue total. En la región me contestaron una y otra vez que no ayudaban a las empresas en dificultad", dice. Para el Consejo Regional del Languedoc-Roussillon -donde se sitúa la comuna de Mauguio- la partida de Soridec fue legítima. "El señor Deffins no quiso o no supo encontrar un nuevo accionista que le hubiese permitido afrontar la crisis", afirman sus responsables.
 
Deffins reconoce haber cometido errores, pero no esos. "Todo jefe de empresa es el principal responsable. En este caso también -afirma-. La verdad es que tendría que haber organizado inmediatamente un plan de despidos. Pero fui incapaz de hacerlo."
 
Símbolo del proceso de estancamiento que azota el tejido económico de esa región, otrora próspera, Belmonte es una más de las decenas de pymes de más de 50 empleados que han cerrado sus puertas en Francia en los últimos cuatro años.
 
Después de tres años de travesía en el desierto, los clientes comenzaron a regresar en 2011. Pero tras ese largo período con las cuentas en rojo, las cajas de Belmonte no tenían dinero suficiente para hacer frente a los costos de explotación. Deffins comenzó entonces a golpear otras puertas: las de los bancos. Y la respuesta fue la misma: "No ayudamos a empresas en dificultad".
 
"Hoy, los bancos prestan dinero sólo a las empresas que tienen una situación financiera capaz de reembolsar y que no representan ningún riesgo. Eso es una verdad de la cual nadie habla", constata el ex gerente.
 
Elemento esencial de la supervivencia económica, el crédito bancario a particulares y empresas se ha reducido en Europa desde que comenzó la crisis. Víctimas de inversiones azarosas, que los llevaron a perder cientos de miles de millones de euros, poniendo en peligro la existencia misma de los estados, los bancos hoy practican políticas restrictivas que -una vez más- dan prioridad a las inversiones financieras en vez de invertir en la economía real.
 
De su experiencia al frente de Belmonte, Philippe Deffins conserva un sentimiento amargo. "Son 180 personas que se quedaron en la calle, con sus familias, ante la indiferencia de los poderes públicos. ¡Justo una semana antes de Semana Santa!", se indigna, mientras pasea por oficinas vacías y decenas de máquinas viales abandonadas.
 
Como en un cementerio de chatarra, excavadoras, tractores, mezcladoras, grúas y aplanadoras esperan impasibles en la enorme playa de estacionamiento que hasta hace poco servía de plataforma a las actividades. En unos días, los acreedores de Belmonte vendrán a recuperarlas, tal vez para ofrecerles una nueva vida lejos de Mauguio.
 
Lo que Deffins no dirá, por pudor, es que la aventura también demolió su situación personal. "Su vida familiar sufrió serias perturbaciones y hoy está totalmente arruinado -precisa uno de sus allegados-, porque las pocas veces que consiguió un crédito bancario tuvo que poner sus bienes personales como garantía."
 
El ex responsable de Belmonte, por su parte, precisa: "En cualquier economía las pymes necesitan un tratamiento especial: menos presión fiscal y menos cargas sociales. Es necesario aplicar una presión fiscal a dos velocidades: una para los grandes grupos empresarios, otra para las pequeñas y medianas empresas". En el sector de los trabajos públicos, los aportes patronales de una empresa en Francia se elevan a 80%.
 
Hartos de la carestía
Por L.C.
 
PARIS.- Es una estación de servicio como otras tantas en Francia. Sin ningún encanto, plantada en el subsuelo de un supermercado en la periferia de París. Un sitio de paso obligado, donde el precio de los combustibles no deja de aumentar, como en el resto del país. Un cartel promete: Aquí, bajos precios. Pero la nafta sin plomo aquí alcanza un precio récord de 1,68 euros. Lo mismo para el gasoil: 1,39 euros.
 
Entonces, los parisienses se adaptan. Aunque sea difícil. El combustible es la punta del iceberg que permite adivinar la crisis. Sin esos detalles, la opulencia de una de las ciudades más ricas del mundo impediría ver las dificultades que experimentan sus habitantes desde hace unos años para llegar a fin de mes.
 
Todas las encuestas de opinión lo muestran: los franceses están hartos de la carestía de la vida. Tienen el sentimiento de que su poder adquisitivo se desmoronó bajo el efecto acumulado del paso al euro y la crisis que no termina nunca.
 
El valor de la canasta cayó en París 3 % en un año. Esa reducción se explica por la desafección por los alimentos preparados y el éxito de los productos frescos: fruta, legumbres, carnes cortadas en el momento progresaron 2,5 %. La gente cocina más en su casa y sale menos.
 
Otro drama: el precio de la vivienda. A un promedio de casi 9000 euros el metro cuadrado, sólo la gente con enormes ingresos y los extranjeros pueden comprar. Los bancos han reducido drásticamente el crédito, obligando a los jóvenes a buscar alojamiento en los suburbios o en el interior del país. Y la oferta inmobiliaria en locación es cada vez más escasa y cara.
 
"Si la tendencia persiste -advierte un agente inmobiliario-, París terminará transformada en una ciudad museo."
 
ITALIA
Futuro, se busca
Por Elisabetta Piqué (corresponsal en Italia)
 
ROMA.- Las hordas de turistas que suelen invadir las calles de la fascinante ciudad eterna no logran ocultar que hay crisis. En Roma se ven más mendigos pidiendo ayuda, más sin techo que se las rebuscan hurgando en la basura o buscando refugio para dormir en cualquier parte, debajo de algún pasaje o puente, en la entrada de algún edificio.
 
Si ya desde hace años hacen furor los negocios de todo por 99 centavos, los demás comercios se quejan porque si la gente se anima a entrar, sólo mira, pero no compra. Con el litro de nafta rozando los 2 euros, el efecto de la crisis también se nota en el tránsito: llenar el tanque pasó a ser prohibitivo para muchos y hay menos autos dando vueltas, suelen advertir los taxistas, que por su parte se quejan de la falta de clientes.
 
Mucha gente se ve obligada a empeñar joyas u otros tesoros familiares. Y se ha triplicado el número de ancianos que para sobrevivir va a comedores o centros de distribución de comida, donde también han aparecido personas que han perdido el trabajo, incluso familias con niños pequeños.
 
En este contexto, Claudio Nurchis ya no cree en su país. Por eso, aunque le duela, sueña con empezar de nuevo, lejos. "No sé, lo primero que se me ocurre es Brasil, porque mi mujer, Patricia, es brasileña, hablo portugués y tengo muchos conocidos allá", dice a LNR, sentado en la mesa de reuniones del estudio de arquitectura que tiene junto a dos socios, en Roma.
 
Claudio Nurchis, 43, casado con Patricia, nacida hace 40 años en Río de Janeíro y padre de Tommaso, de 6, y Filippo, de 1, representa el típico caso de una familia de clase media italiana no sólo golpeada por la crisis económica, sino desencantada y preocupada por el futuro de sus hijos.
 
Arquitecto con un diploma de la Universidad de La Sapienza, a diferencia de muchos amigos que están sin empleo o que lo han perdido en los últimos años de desastre económico, Claudio tiene trabajo. El problema es que, desde hace casi tres años, casi nadie le paga. "Tengo unos 50.000 euros de créditos para cobrar, pero no lo logro... Virtualmente tendría plata, pero sólo virtualmente y esto es lo más estresante... Tener 43 años y vivir con la cuenta en rojo, con dos chicos que mantener, no es vida."
 
Como muchos otros italianos de su generación, Claudio logra sobrevivir gracias a lo que él mismo define los amortizadores familiares. Vive en un departamento de 84 metros cuadrados, en el barrio Villa Bonelli, que es de su madre, por lo que no tiene que pagar alquiler. Por otra parte su madre, que vive en la planta baja del mismo edificio, lo ayuda como nonna full time: cuida muchas veces a los chicos, les cocina, les presta plata. Su padre, vuelto a casar, también lo ayuda, pagando el colegio privado al que va Tommaso. Su mujer, Patricia, licenciada en Jurisprudencia, trabajó hasta antes de dar a luz a Filippo, en una zapatería, que ahora cerró. "Si no fuera por la red de protección familiar, ya tendría que haber salido a asaltar un banco para sobrevivir-, comenta irónico Claudio-. Con esta situación, uno se ve obligado a cortar gastos por todos lados. Hacemos las compras en los supermercados discount; vendí mi scooter así no tengo que pagar el seguro, no voy a renovar el seguro de salud privada que tenía para toda la familia y estamos pensando sacar a Tommaso del colegio privado", enumera.
 
Ve el futuro negro. No cree que las reformas que ha puesto en marcha el gobierno tecnócrata del profesor Mario Monti -en el poder desde noviembre pasado, cuando Silvio Berlusconi se vio obligado a dimitir- signifiquen un relanzamiento del país.
 
Su escepticismo tiene que ver con la sensación de que lo que hay en Italia no es sólo una atroz crisis económica, sino algo mucho peor: una crisis de tipo moral y cultural. "Yo lo veo en mi trabajo como arquitecto. No te pagan ni los entes públicos ni los privados porque todo el mundo entendió que si uno no paga, no pasa nada... En este país han hecho leyes para que este tipo de situaciones se prolonguen sine-die y no pase nada... Sí, hay crisis y hay mucha gente que no puede pagar, pero otros no pagan utilizando la crisis. Tengo clientes que suelen decirme: "No tengo plata ahora, hablemos cuando vuelvo de vacaciones..." se indigna. Hasta cuenta un ejemplo con nombre y apellido: la esposa de Bobo Craxi, político que es hijo del famoso ex premier socialista Bettino Craxi (muerto en el exilio en Túnez), le pidió en febrero del año pasado un proyecto para refaccionar la entrada de la casa donde vive en el elegante barrio de Parioli. "¡Todavía me debe una factura que le hice por ese trabajo, de 500 euros! Ya sé que no es mucho, pero la paradoja es que tengo que pagar el IVA por una plata que nunca cobré y es complejo demostrarle al fisco eso, que nunca cobré esos 500 euros... Pero a nadie le importa nada, recurrir a la justicia por importes tan pequeños es inviable", se lamenta.
 
Sueña con irse a Brasil. Está en conversaciones con una empresa de Novara que produce uno de los mejores pastos sintéticos del mundo, un producto que podría arrasar en ese país. "Podría haber financiamientos para refeccionar campos deportivos en todo el país antes del Mundial", dice Claudio, que sueña con los ojos abiertos.
 
GRECIA
Tormenta perfecta
Por Mariana Vilnitzky
 
Grecia, el país de los paisajes paradisíacos, los mares de aguas transparentes, la polis, los mitos y los dioses. Esa Grecia que lleva en la sangre la historia de Occidente muestra hoy otros tristes paisajes: griegos haciendo cola para conseguir un plato de comida, ONG como Médicos Sin Fronteras otorgando servicios básicos a los enfermos, robos, violencia, agitación. Mientras, en un clima de incertidumbre y vacío político, se aproximan las decisivas elecciones parlamentarias del 17 de este mes, transformadas en un virtual referendo en favor o en contra de la permanencia en la eurozona.
 
"No estábamos acostumbrados a este tipo de cosas", comenta Marina Sortiriou en una conversación telefónica con LNR. Sortiriou es una dentista ateniense de 32 años, cuya vida ha cambiado por completo a partir de la crisis. "Podías ver en la ciudad gente pidiendo por la calle, pero por lo general no eran griegos sino inmigrantes. Grecia nunca fue un país muy rico, pero la gente tenía cómo defenderse, con sus terrenos, sus tabernas, sus tiendas, sus animales. Hoy las fábricas están cerrando, las tiendas están vacías. Es muy impresionante."
 
Sortiriou proviene de una familia de buen pasar. Tuvo la posibilidad de estudiar en Londres y Nueva York, y de volver a su país tras ocho años de vida universitaria, para montar su propio consultorio. Pero lo que vio al regresar la dejó en estado de shock, y terminó por crear una ONG.
 
"La crisis alcanzó incluso a gente que tenía muchísimo dinero, que por lo general no se ve afectada cuando la mayor parte de la sociedad tiene problemas económicos. Por supuesto, también llegó a amigos, conocidos, a mí misma", dice Sortiriou.
 
Ella lo veía en su consulta, con sus pacientes que no podían pagar la sesión por más estropeados que tuvieran los dientes. "Atiendo igual. Es muy duro ver que alguien se queda con el dolor porque no puede pagar." La idea de crear la ONG surgió hace seis meses, durante una cena de amigos en un restaurante ateniense. "Nos sentíamos un poco culpables de estar ahí tranquilamente cuando afuera había personas que no tenían qué comer. Nos preguntamos: ¿cómo podemos hacer para que la gente tenga medicinas, comida y enseres gratis? Yo había visto experiencias interesantes en Nueva York. Allí pasan camiones recogiendo lo que no se usa en los restaurantes, lo que se tira de los supermercados y luego se destina a quienes no tienen recursos."
 
Desmos, la ONG de Sortiriou, comenzó con esos cuatro amigos con los que había ido a cenar, y cuenta ya con 25 voluntarios. Copian el modelo estadounidense, pero lo llevan todavía a más. Tienen un gran almacén y funcionan como enlace entre las organizaciones de caridad y las empresas que donan sus productos. "Repartimos desde arroz o fideos hasta zapatos, ropa, medicinas o libros- explica-. Nadie en Grecia había hecho este trabajo hasta ahora. Es importante que lo hagamos."
 
Sortiriou intenta ir dos veces por semana a verificar que efectivamente la ayuda llega a quienes debe llegar. "Nos han robado la mercancía y queremos asegurarnos de que todo alcanza su destino. Allí, entre quienes piden, se ven historias terribles; personas bien vestidas que tenían dinero y que ahora han entrado en estado de emergencia. Van a pedir comida, pero sienten mucha vergüenza e intentan ocultar a sus hijos de dónde viene lo que traen a casa."
 
Aunque no ahonda mucho en su vida personal, ella misma ha tenido que recortar gastos. "Los pacientes me piden pagar el año próximo, atrasar al menos unos meses. Es duro. Yo tengo que pagar a mi técnico y a mis proveedores. Por mi parte, he recortado en viajes, ya no voy a cenas ni hago las actividades que solía hacer. Pero la verdad es que tampoco tengo tiempo porque a los pacientes los sigo atendiendo, y el resto del día se lo dedico a Desmos".
 
De esta experiencia destaca aspectos positivos, como el ver que los propios griegos se ayudan unos a otros. "Me acabo de dar cuenta de que la gente quiere ayudar a los demás. Y esto me hace feliz. A Desmos vienen desde adolescentes de la escuela hasta ancianos -comenta-. Espero que esta crisis nos haga más unidos."
 
Pero el sueño de Marina Sortiriou podría fallar. A gran escala, si bien ha crecido la solidaridad, también hace temblar el crecimiento de los sectores abiertamente neonazis. "Estoy muy sorprendida -reconoce- porque gente cercana a mí vota por la ultraderecha. Es muy raro, yo nunca lo hubiera creído y da mucho miedo. La gente está tan enojada con los políticos que no se da cuenta de lo que vota". El caldo de cultivo de la xenofobia hierve a fuego fuerte cuando las cifras de la policía griega aseguran que la criminalidad en las zonas urbanas ha aumentado un 50% en los últimos años. Algunos medios de comunicación insisten en relacionar esta subida con los inmigrantes, aunque actualmente son más los que se van que los que llegan. "Lo que sí siento es que ha aumentado la inseguridad. Hay lugares de Atenas donde no entraría sola."
 
Nadie sabe el rumbo que tomará Grecia. Cabrá esperar que se multipliquen las acciones como las de Desmos y que Poseidón vuelve a calmar las aguas de las más de dos mil islas del paraíso.

Preferir agua en lugar de gaseosas previene la diabetes


Un reciente estudio reveló que las mujeres que optan por beber agua en lugar de bebidas dulces, como gaseosas o jugos de fruta, tienen un riesgo algo más bajo de desarrollar esa enfermedad
Un estudio sobre más de 80 mil mujeres seguidas durante una década sugiere que agregar agua a las bebidas dulces del día no haría la diferencia, pero que reemplazarlas con agua permitiría prevenir el trastorno metabólico.
 
"No es que el agua ayude, salvo con la hidratación, sino que el resto daña", dijo Barry Popkin, profesor de la Facultad de Salud Pública de la University of North Carolina. Las bebidas dulces refuerzan el riesgo de desarrollar diabetes, según explicó el doctor Frank Hu, profesor de la Facultad de Salud Pública de Harvard y autor principal del estudio.
 
Por eso se recomienda beber agua en lugar de las bebidas azucaradas y "la pregunta es si ese tipo de sustitución influye de alguna manera en la aparición de la diabetes".
 
El equipo de Hu reunió información del llamado Nurses Health Study, que relevó la salud y el estilo de vida de decenas de miles de mujeres de los Estados Unidos. El nuevo estudio incluyó a 82.902 mujeres, que habían respondido sobre la alimentación y la salud durante 12 años. En ese período, unas 2.700 desarrollaron diabetes.
 
La cantidad de agua consumida no influía en el riesgo de desarrollar diabetes, ya que las participantes que ingerían más de seis vasos por día tenían el mismo riesgo que las que bebían menos de un vaso.
 
Pero cada vaso diario de bebidas y jugos de frutas azucarados estuvo asociado con un 10% más riesgo de desarrollar diabetes. El equipo estimó que con reemplazar un vaso de gaseosa o de jugo por uno de agua, el riesgo de desarrollar diabetes disminuiría un 7-8 por ciento. Aunque no se trata de una diferencia enorme, "la elevada prevalencia de la enfermedad en nuestra sociedad hace que hasta un 7-8 por ciento de reducción del riesgo sea significativo poblacionalmente", dijo Hu a Reuters Health.
 
Un 10% de las norteamericanos (o 12,6 millones) tiene diabetes. Una reducción del 7% significaría que serían diabéticas nueve de cada 100 mujeres en lugar de 10 de cada 100.
 
El estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition determinó también que el café o el té amargos serían una buena alternativa a las bebidas dulces.
 
Los autores estimaron que reemplazar un vaso de gaseosa o de jugo de fruta con una taza de café o té reduciría entre el 12 y 17% el riesgo de desarrollar diabetes. Para Hu, la importancia del estudio reside en demostrar que el jugo de frutas no es un buen reemplazo de las gaseosas u otras bebidas dulces.
 
"Esos jugos aportan la misma cantidad de calorías y azúcar que las gaseosas", finalizó el autor.

Fórmulas de leche de soja alimentan tan bien como las de leche de vaca


Así lo sugirió un reciente estudio realizado en los EEUU, según el que los bebés alimentados con fórmula de soja crecen tan bien como el resto
Los bebés de un año alimentados con leche materna, fórmula común o fórmula de soja tendrían un desarrollo mental similar, según revela un estudio publicado en la revista Pediatrics.
 
"Los padres que alimentan a sus bebés con fórmula, ya sea de soja o leche de vaca, no deberían preocuparse por los efectos adversos", indicó el autor principal Thomas M. Badger, profesor de la University of Arkansas for Medical Sciences, en Little Rock.
 
En general, los expertos recomiendan la lactancia materna como la mejor fuente nutritiva para los bebés. Entidades como la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por su nombre en inglés) aconsejan amamantar exclusivamente a los hijos durante seis meses y, luego, sumar alimentos sólidos durante por lo menos el primer año de vida.
 
Pero eso no siempre es posible para las mujeres. De hecho, estudios de los Estados Unidos demuestran que la alimentación de dos tercios de los bebés comienza con la lactancia materna, pero la mayoría de los padres comienzan a utilizar fórmula en los primeros seis meses de vida de sus hijos.
 
Y Badger, que también dirige el Centro de Nutrición Infantil de Arkansas, consideró que los padres "no deberían sentirse culpables por utilizar fórmula".
 
El equipo de Badger siguió a 131 bebés alimentados sólo con leche materna durante por lo menos seis meses; a 131 bebés alimentados con fórmula de leche de vaca en los dos primeros meses de vida, y a 129 bebés alimentados con fórmula de soja.
 
Cada tres meses, durante el primer año, el equipo les hizo test estandarizados del lenguaje y otras características del desarrollo. Al final del estudio, los resultados promedio fueron similares en los tres grupos, y todos estaban dentro del rango normal. Los bebés alimentados con leche materna tuvieron "una leve ventaja potencial", pero se desconoce si esa diferencia numérica haría alguna diferencia en la vida real.
 
Por ahora, la AAP considera a las fórmulas de leche vacuna la segunda opción después de la leche materna; la leche de soja sería la tercera opción. Esto es en parte porque las fórmulas de leche vacuna son más antiguas que las de soja y no están asociadas con efectos adversos, según explicó Badger.
 
Con las fórmulas de soja, en cambio, existe la preocupación teórica de que ciertas sustancias vegetales de la soja podría ser dañinas para el desarrollo infantil. Pero el autor aclaró que eso surge  principalmente de ensayos de laboratorio en los que animales recibieron altas dosis de esas sustancias purificadas del poroto de soja.
 
Badger integra el consejo científico asesor del Instituto de Nutrición de la Soja, una organización que financia la industria. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos financió el estudio.
 
El autor comentó que el equipo continuará el seguimiento de la cohorte hasta que los niños cumplan los 6 años de edad, para determinar si existen efectos en el largo plazo asociados con la fórmula de soja. "En cinco años, finalizaremos el estudio y sabremos mucho más sobre los efectos en el largo plazo", concluyó Badger.

lunes, 4 de junio de 2012

Sexualidades marginadas: ¿Cómo te sentirías si te prohibieran la sexualidad?

Quien no lo sepa, puede preguntarle a alguna de las tantas personas con discapacidad que sufren la estigmatización de su naturaleza: el ser humano, cualquiera sea su condición, es una persona sexuada. Por lo tanto, a quien se le niegue este aspecto vital, se le rehúsa la propia condición humana.
 
 
La reportera de un conocido periódico llegó al Centro de Educación Especial para entrevistar a Eric y a su novia Sofía, dos jóvenes con discapacidad intelectual de 26 y 23 años, respectivamente.
Los jóvenes la esperaban en una de las aulas de la escuela. El coordinador técnico le informó a la reportera que los padres de los chicos autorizaron la entrevista siempre y cuando él estuviera presente para cuidar que no hablaran de más, ya que el tema a tratar era sobre sexualidad.
La entrevista inició. Eric y Sofía empezaron a expresarse con espontaneidad, sin inhibiciones. El coordinador intervino para matizar lo que revelaban, pero de pronto el relato subió de tono y las confesiones sexuales estallaron.
Yo estoy muy enamorado de Sofi, quiero estar a solas con ella para que estemos en la cama desnudos, acariciándonos todo el cuerpo, quiero besarla en la boca apasionadamente y besar todo su cuerpo, dice Eric.
Yo amo a Eric y quiero hacer lo mismo -agrega Sofi- pero eso no se puede, no nos dejan. Siempre nos están vigilando. Ni mis padres ni sus padres nos dejan en paz, tampoco en la escuela nos permiten estar solos.
Aunque a veces logramos escondernos en un rincón de un salón y nos besamos en la boca, pero rápido para que no nos vayan a cachar, interviene Eric y continúa: a veces siento odio porque nos impiden hacer algo que no tiene nada de malo, solo porque tenemos discapacidad intelectual.
Sofi comparte ese malestar y menciona que los maestros están detrás de ellos todo el tiempo.
Por eso no podemos tener bien nuestro romance. Cuando estoy cerca de Eric me da mucho calor y siento cosquillitas aquí abajo -dice señalando su vientre-.
La reportera les pregunta si son vírgenes y el coordinador se pone nervioso e interviene: "Ellos no saben lo que significa la virginidad".
Eric y Sofi han experimentado su desarrollo natural en lo biológico y en lo afectivo, han descubierto sensaciones en sus cuerpos, y se encuentran en un estado de confusión. No se explican por qué a las personas con discapacidad intelectual se les impide disfrutar de su sexualidad. Ellos quieren casarse, vivir solos y formar una familia.
Sofi y Eric han llevado un noviazgo muy estable desde hace más de cuatro años. Ellos estudian y trabajan jornadas de cuatro horas dos días a la semana en el taller de artesanías de la escuela y con lo que ganan están ahorrando para su futuro.
Las personas con discapacidad intelectual tienen un desarrollo sexual similar al de cualquier otra persona, ellos adquieren una identidad sexo-genérica; siguen patrones educativos de género de acuerdo a los valores y conductas socialmente establecidos, al llegar a la pubertad presentan los cambios biológicos propios de la edad y sus intereses sexuales se incrementan; forman parte de la diversidad sexual al poseer estilos de vida personales, no necesariamente tienen que permanecer solteros, hay quienes viven en unión libre o han logrado casarse e incluso algunos han tenido hijos; pueden experimentar una preferencia erótico-afectiva heterosexual, homosexual o bisexual y manifiestan una amplia variedad de expresiones erótico-sexuales; sin embargo, para ellos vivir su sexualidad representa un camino plagado de obstáculos sumamente difíciles de superar por la incomprensión y los prejuicios en torno a su sexualidad.
La cuestión es que el proceso de desarrollo socio-sexual de las personas con discapacidad intelectual se ve obstaculizado por las restricciones de su entorno social y de su propia condición. Para empezar, tenemos que su evolución intelectual es más lenta que su crecimiento físico, lo cual les dificulta el aprendizaje de las reglas sociales. En general, cualquier individuo tiende a seguir las normas impuestas por la sociedad y medita sus acciones, mientras que la persona con discapacidad intelectual procede con ingenuidad, siendo más directos y espontáneos, por lo cual su comportamiento puede juzgarse como inmoral, como le sucedió a Adrián, un joven de 22 años muy solicitado por sus compañeras de la escuela, ya que es guapo y posee un cuerpo atlético, producto de su afición por la natación que practica desde pequeño. Adrián tiene síndrome de Down, sin embargo sus padres lo han preparado para ser lo más autosuficiente posible y se desenvuelve solo en los lugares donde entrena.
Cierto día, un chico de 14 años encontró a Adrián y a otro joven Down besándose y tocándose sus cuerpos en las regaderas. El chico salió escandalizado y contó lo que vio a su mamá, quien a su vez lo comunicó al encargado del deportivo.
Imagínese nada más -dijo la señora-. Entra mi hijo a bañarse y se encuentra con esos dos muchachos haciendo porquerías, ¡Qué barbaridad, es una experiencia espantosa, traumatizante! No quiero pensar el peligro que corren nuestros hijos con estos compañeros. Ustedes tienen que tomar medidas drásticas para que esto no se repita.
El directivo llamó a los padres de Adrián para comunicarles lo sucedido y ellos, avergonzados, trataron de disculpar a su hijo y lo reprendieron fuertemente. De inicio, Adrián negó todo, pero después lo aceptó argumentando que el otro muchacho fue quien tomó la iniciativa.
Los papás de Adrián prometieron al directivo que su hijo ya no se bañaría en las instalaciones del deportivo para tranquilidad de todos.
Los padres están muy confundidos y con mucho temor porque anteriormente Adrián ya había presentado estas conductas, siempre con compañeros que también tienen discapacidad intelectual. La primera vez que lo descubrieron fue cuando tenía 13 años, se estaba besando con un amigo, pero no le dieron importancia al hecho, sin embargo la situación se ha repetido en varias ocasiones. Los padres no creen que su hijo sea homosexual porque tiene novia.
Adrián reveló a uno de sus maestros que le gusta besarse con su mejor amigo, con el que estaba en las regaderas, y también le encanta que se acaricien. Dice que su novia también lo acaricia, pero eso no le gusta.
"Me molesta que ella me bese, me deja todo lleno de saliva, pero mis papás quieren que seamos novios y por eso sigo con ella".
Sin embargo, en otro momento Adrián rectifica y dice que cuando su amigo lo quiere tocar lo rechaza y lo avienta, porque eso no debe ser y que él está a gusto con su novia.
Adrián está muy molesto porque sus papás lo castigaron por lo sucedido en el deportivo, impidiéndole que se bañe ahí. Dice que se siente muy mal porque sus amigos ya no quieren juntarse con él, ni saludarle ni hablarle y que eso le duele mucho. Incluso las mamás de las muchachas tampoco quieren que sus hijas se acerquen a él.
Los papás optaron por cambiarlo a otro deportivo y Adrián sufre por haber perdido el contacto con sus compañeros.
"La situación era ya tan incómoda, que preferimos irnos de ahí. Nada más llegábamos y todos se nos quedaban viendo como si mi hijo fuera un delincuente sexual, no entienden que las personas con síndrome de Down son muy espontáneas y manifiestan su sexualidad sin la malicia que nosotros tenemos, solo hay que orientarlos para que no presenten conductas fuera de lugar".
Asimismo, el papá reconoce: la verdad, a veces no estamos seguros de la preferencia sexual de Adrián -sin embargo, reitera-, pero creemos que es heterosexual porque tiene su novia.
En este caso observamos cómo la pertenencia de Adrián a la comunidad tiende a ser menospreciada y como consecuencia se da un proceso de distanciamiento social donde incluso los padres colaboraron con estas circunstancias.
Karina es una atractiva jovencita de 13 años, que presenta una discapacidad intelectual leve. Los cambios en su cuerpo indican que ya está en plena adolescencia. Su madre acepta que le asusta el crecimiento de su hija, por todo lo que pueda pasar, pues ya desde ahora tiene muchos pretendientes.
La señora comentó a la maestra de Karina que su doctor aconseja que todas las mujercitas con discapacidad intelectual deben ser esterilizadas, así que en cuanto esté un poco más grande llevará a Karina para que le practiquen la salpingoclasia y así ella va a estar más tranquila.
Molesta e indignada, la profesora externó a la señora que era conveniente informar a su médico sobre este asunto porque era evidente su ignorancia sobre los derechos sexuales de las personas con discapacidad, los cuales establecen su prerrogativa a tomar las decisiones que afecten su vida en particular y que nadie tendrá derecho a disponer por ellos a menos que se encuentren en un estado de inconciencia o semiconciencia tal que les impida analizar juiciosamente todas las alternativas posibles al problema que se desea resolver, en tal caso, las decisiones se tomarían en función de proteger la integridad física y mental de la persona, y que en el caso de Karina, con una orientación adecuada, sí puede adquirir la capacidad para decidir.
Asimismo le hizo saber que existe la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que es el primer tratado internacional en la historia sobre los derechos humanos de personas con discapacidad, orientado a mejorar la calidad de vida de alrededor de 650 millones de personas con algún tipo de discapacidad en el mundo. En 2006, la Convención fue aprobada en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta Convención prevé un cambio radical, se trata de que la sociedad se preocupe en los hechos por el respeto a los derechos humanos y a la igualdad de oportunidades de todos sus integrantes sin distinciones, lo cual conlleva a que las personas con DI puedan vivir una sexualidad plena.
El artículo 23 de esta Convención se refiere al respeto de las personas con discapacidad al hogar y de la familia en cuanto a reconocer el derecho de contraer matrimonio y fundar una familia; recibir educación sobre reproducción apropiada para su edad y el derecho a mantener su fertilidad, en igualdad de condiciones que los demás.
Aunque la señora aparentemente estuvo de acuerdo con la maestra, en realidad no quedó convencida del todo, para qué tomarse todo ese trabajo de orientación sexual, siendo más fácil engañar a su hija y firmar una carta de consentimiento sin prever todas las consecuencias físicas y psicológicas que puede desencadenar en Karina esa manera de proceder.
Ulises es un adolescente de 16 años, tiene síndrome de Down y es muy enamorado. Cuando ve a una chica guapa se le acerca, le trata de hacer plática y le dice piropos, lo cual molesta mucho a la mamá de Ulises.
Ulises ingresó a una nueva escuela y la mamá comentó al psicólogo: ya le he dicho a Ulises infinidad de veces que no moleste a las muchachas, porque para ellas ha de ser muy incómodo que las aborde, pero no me hace caso. Esto me preocupa mucho, temo que un día las quiera tocar o hacer algo más y entonces tendremos graves problemas. Por eso consulté con su doctora y ella me indicó que le demos un fármaco para aplacarle sus deseos sexuales y con eso resolveremos el problema.
Señora -le respondió el psicólogo, tratando de conservar la calma-, con todo respeto le confieso que me alarma la actitud de su doctora. ¿Ha pensado usted lo que significa anular el deseo sexual de una persona? ¿Perder esa maravillosa fuente de placer y bienestar que forma parte de nuestra naturaleza? Esa no es la solución más conveniente.
Alicia y Jorge son dos adultos con DI que se conocieron en el Centro de Capacitación al que asisten. Ella tiene 32 años y él 28. Superando su timidez, una mañana Jorge se animó y le manifestó su amor a Alicia. Ella recibió la declaración con sorpresa y se quedó callada, no sabía qué responder, pero estaba feliz. Otro día, Jorge le llevó una flor y le pidió que fuera su novia y ella finalmente lo aceptó encantada. El amor los transformó, sobre todo a Alicia, que era una chica callada e introvertida y que ahora se mostraba radiante, alegre, sonriente.
Pero sucede que a la semana siguiente Alicia le dijo a Jorge que no podrían ser novios porque sus papás no estaban de acuerdo.
Dile a tus papás que yo quiero pedirles permiso de que te dejen salir conmigo, te quiero invitar a comer y al cine -le insistió Jorge para convencerla de que continuaran su relación-.
No creo que acepten -respondió Alicia-. Ellos me dijeron que definitivamente no, aunque yo sí quiero, pero luego me van a regañar y hasta me pueden sacar del taller.
Los papás de Alicia decidieron que su hija no tenga pareja nunca, porque piensan que eso les traerá grandes problemas.
Así estamos bien, para qué nos arriesgamos -dicen ellos-, quién sabe qué intenciones tenga ese muchacho con nuestra hija, que además es menor que ella, que tal si en un descuido hasta la embaraza y ni lo mande Dios, mejor ahí la dejamos. Alicia no necesita novios, si lo manifiesta es porque ve los romances de las telenovelas y los quiere imitar, pero realmente ella no tiene esos intereses, a fin de cuentas es una discapacitada.
La nueva Alicia, alegre y entusiasta, se apagó y ahora se muestra triste y deprimida.
Defiéndete Alicia -le dice una de sus compañeras-. Aunque tengamos discapacidad intelectual también tenemos derechos humanos, somos adultos y podemos tener novio y hasta casarnos, como lo dice la Convención.
Pero Alicia se queda en silencio, se siente incapaz de intentar algo.
Como consecuencia de estas situaciones de represión y discriminación, las personas con discapacidad intelectual muchas veces se sienten inferiores, se menosprecian, piensan que difícilmente podrán interesarse en ellas sexualmente, son susceptibles de caer en relaciones destructivas y se vuelven vulnerables al maltrato físico y psicológico, a realizar actos en contra de su voluntad, a los embarazos no deseados y a contraer infecciones sexuales.
Las historias de Eric, Sofía, Adrián, Karina, Ulises, Alicia y Jorge son testimonios contundentes. La sexualidad de las personas con discapacidad intelectual es una sexualidad negada, estigmatizada, violentada, rechazada, reprimida, controlada, discriminada, marginada, es una sexualidad prohibida.
Para que la Convención realmente constituya un avance a favor de las personas con DI, es necesario difundirla, pugnar porque se respeten los principios establecidos en ella y convertirlos en acciones concretas para lograr una sociedad que realmente elimine todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad. De esta forma, aún queda un largo camino por recorrer para que la sexualidad de las personas con discapacidad deje de ser marginada.
 
José Luis Carrasco Núñez
 
* José Luis Carrasco Núñez es licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México, tiene la especialidad en Sexología Educativa por el Instituto Mexicano de Sexología. Es Director de Psicología del Centro de Educación Down y catedrático en la carrera de Pedagogía en la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también coordina el Programa Psicopedagógico de Servicio Social. Es autor del libro "Sexualidad y Síndrome de Down" y coautor de la "Guía didáctica para la promoción de la salud de personas con discapacidad".

El lenguaje en el autismo

Entre las características principales que presenta el autismo, la referida a los problemas del lenguaje resulta de suma importancia, porque suele ser el primer signo que pone de manifiesto su presencia. Conocer cuáles son es vital, dado que permite detectarlo tempranamente y actuar en consecuencia.
 
 
Introducción
Una de las notas esenciales de la persona humana es su capacidad de comunicación. Si bien no es la única forma, el lenguaje (es decir, el sistema estructurado de signos) es la más completa para establecer una relación dinámica entre el sujeto y lo que lo rodea.
A través de él es posible intercambiar una serie prácticamente infinita de informaciones de diversa naturaleza.
En su modalidad lingüística, sea oral o escrita, se multiplican las posibilidades, a tal punto que se hace muy difícil concebir alguna forma de pensamiento que no la involucre.
A diferencia de la comunicación natural, que es la que se produce entre los animales, de manera muy limitada, la comunicación mediante la palabra no es una condición innata, sino que requiere del aprendizaje interactivo con otros semejantes para desarrollarse, acompañando las etapas de la maduración en cada uno, complejizándose y enriqueciéndose con la misma práctica.
Una característica de los autistas, la que usualmente conforma el primer signo de alerta, es la alteración de las formas normales de comunicación, sobre todo en lo que se refiere al lenguaje.
 
Adquisición normal del lenguaje
Como ya se expresó, la adquisición del lenguaje es un proceso que comienza prácticamente desde el momento del nacimiento y que, si bien algunos la limitan hasta la adolescencia, en realidad se extiende durante toda la vida.
Más allá de las distintas teorías, algunas de las cuales hablan de innatismo (el lenguaje sería una estructura ya establecida en la persona, en la que el medio ambiente sería nada más que un disparador), de constructivismo (se trataría de una construcción que el individuo hace a partir de sus funciones cognitivas), de interactivismo (el contacto con el entorno posibilita su estructuración) o de emergentismo (el lenguaje surgiría de otras estructuras básicas del ser humano), no se duda del papel central de la interacción con otros, sea como posibilitador o generador de las habilidades comunicativas.
Ya desde en los primeros meses de vida, el bebé atiende a ciertos sonidos, a la expresión del rostro y comienza la emisión de sonidos inarticulados.
Alrededor de los seis meses, comienza el balbuceo, que imita tonos, ritmo y entonación de lo que escucha, y anticipa algunos sonidos de su lengua materna.
Entre el año y el año y medio se produce una especie de revolución fonológica, en la que aparecen los primeros fonemas (algunas consonantes y las vocales), que dan paso a las palabras iniciales, casi siempre monosílabos repetidos (mama, papa, etc.), y algunas formulaciones onopatopéyicas. Si su expresión es limitada, no ocurre lo mismo con la capacidad de comprensión.
Desde los 18 meses, aumenta considerablemente el vocabulario y de las palabras sueltas, se pasa a frases de dos términos. Todavía no se utilizan nexos (como artículos y preposiciones) o tiempos verbales, ni verbos auxiliares. El acopio léxico pasa de 50 a 200 palabras, aproximadamente, a los dos años
Hacia el tercer año, se posee unas 1.000 palabras. Además, empiezan a utilizarse las palabras auxiliares, los tiempos verbales, los adverbios, etc., aunque con errores, pues en esta etapa se están internalizando las estructuras gramaticales, lo que es sumamente complejo (piénsese en que es lo más complejo de aprender de una lengua extranjera, sobre todo las excepciones).
A partir de los 4, comienza la etapa del perfeccionamiento de los aspectos estructurales de la lengua, a complejizar su comunicación verbal, a incorporar tácticas de construcción, a leer y escribir, etc., proceso que continúa durante toda la existencia, aunque en forma menos explosiva. La capacidad y las habilidades que se atesoren estarán en relación directa con las necesidades comunicativas y el entorno de cada uno.
Como se aprecia en la somera descripción que antecede, la adquisición del lenguaje implica un desarrollo interactivo con el medio en el que el sujeto se desenvuelve. Si este es pobre, también lo será, usualmente, su capacidad comunicativa.
 
Adquisición en el autismo
Frecuentemente, hasta los dos años, las capacidades comunicativas de los niños autistas parecen normales.
Recién alrededor de los dos años, se advierte que, en lugar de palabras aisladas o frases de dos términos, aparece una jerga desprovista de contenido semántico.
Desde entonces y hasta los cuatro, comienza a producirse una ecolalia, es decir, repetición de palabras, aunque descontextualizadas. También durante el juego, sobre todo, suelen presentarse largos discursos sin significación, con una entonación cuidada y en los que en ocasiones se cuelan frases hechas o textos de anuncios televisivos.
Otra característica peculiar es la ausencia de gesticulación o de expresión facial para suplir los problemas lingüísticos cuando intenta comunicar algo.
Muchos de ellos no parecen capaces de adquirir lenguaje alguno; otros lo hacen en forma muy limitada y acotada a cuestiones puntuales y hay otros que, por el contrario, desarrollan una forma de hablar extremadamente sofisticada.
Es que las personas autistas tampoco son iguales, sino que, mientras que un cierto número de ellas parecen desconectadas de todo, otras logran desarrollar habilidades extremas en áreas puntuales.
 
Alteraciones del lenguaje por autismo
Las deficiencias más recurrentes, dentro de la heterogeneidad señalada, suele ser las siguientes:
Agnosia auditiva verbal:
Se trata de la incapacidad de decodificar el lenguaje que se recibe auditivamente. A contrario de lo que sucede con otros niños con patologías propias del lenguaje, no hay esfuerzo por sustituir la imposibilidad de verbalización por otras formas de comunicación (gestos, dibujos, etc.). Así, en lugar de señalar lo que quieren, es frecuente que tomen a alguien de la mano y lo conduzcan hacia allí, sin que medie la más mínima interrelación. Suelen ser los casos más graves quienes presentan esta característica. En ocasiones puede estar acompañada por algún grado de retraso mental.
Síndrome
fonológico-sintáctico:
Se señala que es la forma de alteración del lenguaje más habitual, tanto entre autistas como entre quienes no lo son. Presenta distintos niveles, por lo que en ocasiones resulta difícil de diferenciar respecto de un simple retardo del lenguaje.
Se manifiesta como una pobreza en las estructuras semánticas y gramaticales, acompañada por dificultades en la vocalización, lo cual da como resultado una expresión poco (o nada) inteligible para quienes no estén habituados a su habla.
Si bien pueden apreciarse problemas de tipo comprensivo, la mayor dificultad está en el terreno expresivo.
Síndrome léxico-sintáctico:
Pese a que la fluencia del discurso aparece como adecuada, a poco que se analice el discurso, este da cuenta de una pobreza expresiva. Ello se debe a que hay un déficit para hallar la palabra adecuada para expresar el concepto o idea que se quiere transmitir.
Como contiene algunas de las características del síndrome anterior y del siguiente, en ocasiones se hace dificultoso establecer un límite preciso con ellos.
Síndrome
semántico-pragmático:
La persona con autismo experimenta, además de los problemas propios de la forma lingüística (sintaxis, gramática, léxico, etc.), los derivados del uso social o comunicativo.
La vida de relación se halla afectada por el autismo, y ello, obviamente, repercute en la forma de comunicarse con los demás.
Según la teoría de Leonard Bishop, uno de los científicos que más estudió el tema, aquellos que tienen recursos comunicativos relativamente buenos, pero no así en lo que hace a las relaciones interpersonales se ubicarían del lado del síndrome de Asperger. Los que presentaran dichas características en forma inversa (buenas relaciones y mala comunicación), se hallarían dentro del trastorno semántico-pragmático. Quienes sufrieran de severos déficits en ambas categorías serían los autistas clásicos.
A su vez, dentro de este síndrome, existen distintos aspectos que pueden presentar alteraciones.
- Turno de la palabra: No es otra cosa que respetar los momentos de habla y escucha, propios de cualquier conversación. Para ello es necesario tener en cuenta una serie de variables (estructuras sintácticas y prosódicas y la interpretación de signos visuales) que permiten anticipar cuándo se está habilitado para el uso de la palabra. En el caso de los autistas, ello no se cumple, por lo que en muchas ocasiones no dan pie a que el otro pueda expresarse o irrumpen en la conversación.
- Inicio de conversación: Para iniciar una conversación o cambiar el tema, es necesario utilizar ciertas habilidades cognitivo-sociales, que permiten, entre otras cosas, saber cuándo el interlocutor se halla en estado receptivo para ello. Muchas personas con autismo no son capaces de hacerlo, por lo cual pueden pasar de un tema a otro sin transición. También se cuenta como una deficiencia en este aspecto el hecho de la repetición de idénticas preguntas independientemente de la respuesta que se les haya dado.
- Lenguaje figurado: Existe una severa restricción en estas personas para comprender, entre otras formas figurativas, metáforas, dobles sentidos, alusiones, etc. Así, suele no comprender lo que se le expresa o tomarlo en el sentido estricto de las palabras, por no poder ir más allá en la interpretación. Por esta razón, es preferible no utilizar esta forma con ellos.
- Clarificaciones: En muchas oportunidades, es necesario repetir lo que se dice en otros términos, cuando se observa que el interlocutor no alcanza a captar el sentido de lo que se dice. Ello requiere no solo de competencias lingüísticas, sino también sociales, de interpretación de ciertos signos que da el otro. Del lado del receptor, también es oportuno que, cuando no se comprende, se pidan aclaraciones. Usualmente, los autistas no son capaces de hacer ni lo uno ni lo otro.
- Mutismo selectivo: Aquellos que pueden hablar normalmente, sin embargo suelen no hacerlo en distintos ámbitos (en la escuela, en ambientes con determinadas características que los inquietan, ante extraños, etc.). Esto se ha observado sobre todo en autistas de alto rendimiento y en aquellos que portan Asperger, por lo que se sospecha que existe una interrelación entre ambos trastornos.
- Trastornos de la prosodia: La prosodia es la manifestación concreta de la expresión oral. Es la forma en que se expresan las palabras, lo que incluye el acento (realce fónico de una sílaba), el tono (la frecuencia acústica) y la entonación (variación de la voz que da un sentido distinto). En las personas con autismo, la expresión suele hallarse alterada de distintas formas: pueden sonar pedantes, monótonos, utilizar un tono muy agudo, valerse de una entonación extraña o extravagante y otras maneras que distorsionan la emisión y la alejan de los parámetros de lo que suele considerarse como normal.
- Hiperlexia: Se trata de un trastorno del área de la lectura. Algunos pueden leer extraordinariamente bien, aunque no entiendan lo que están leyendo. Esto ocurre por la disociación que existe entre la adquisición de las destrezas necesarias para la lectura y las referidas a la comprensión.
 
A modo de cierre
Todavía se halla en discusión cómo se produce el autismo, por lo que resulta extremadamente difícil (si no imposible) hacer algo más que describir sus síntomas.
Tampoco es pacífica la cuestión de qué es, es decir, qué características entran en su clasificación. En los últimos tiempos se comprueba una caracterización un tanto laxa al respecto y se alzan muchas voces reclamando pautas más estrictas para incluir a las personas en su taxonomía.
Sí hay coincidencia en que las dos áreas principales por las que se lo identifica son las de relación y comunicación.
Por otro lado, no todas las problemáticas que tienen su centro en el lenguaje son autismo. Existen muchas otras patologías en esta área que, aunque similares, no entran en su órbita.
Para establecer cuál es la afección es necesario considerar diversos parámetros y efectuar la consulta correspondiente ante cualquier alteración significativa de las etapas de desarrollo, las que tampoco son exactas, sino que tienen una cierta variabilidad de persona a persona. Pero ante la sospecha de que algo no es como debiera hay que recurrir a una opinión experta. Cuanto antes se sepa qué es lo que afecta a un niño, mejores serán sus perspectivas.
 
Ronaldo Pellegrini